Décima planta del Hotel Ercilla. Suite nupcial. Los periodistas acuden a la rueda de prensa de presentación del último espectáculo de Kunka Producciones y se encuentran a seis personas metidas en la cama, juntas y revueltas, con poca ropa y alguna prenda de «picardía». Son los seis actores de «Sexo gratis» -Ángeles Argudo «Txeles», Josean de Miguel, Ramón Monje, Belén Nevado e Iñigo Salinero «Txaflas»-, además del director, Eloi Beato.

De esta guisa presentó ayer el equipo de Kunka Producciones su nuevo montaje, tras el éxito de «Meando fuera del tiesto». «Sexo gratis» es, en palabras de Josean de Miguel -quien, además de actuar, firma el guión junto a Eloi Beato-, «una comedia cachonda sobre el sexo, pensada para que el espectador se corra de risa».

El argumento se inicia cuando un grupo de personas acude a ver un espectáculo porno que, finalmente, se suspende. Ante ello, varios espectadores deciden subir al escenario para sincerarse y contar sus fantasías sexuales. Estos espontáneos acaban decidiendo que cada una de sus fantasías debe ser representada. El actor Ramón Monje encarna a Carmelo, un taxista al que le gustaría tener una relación sado-masoquista. Ángeles Argudo es Ana, la esposa del taxista, a la que le «ponen» los uniformes. Josean de Miguel hace de Iñaki, «un tipo muy de aquí, cuyas fantasías son las orgías». Belén Nevado, por su parte, es Maika, «una mujer que está de vuelta de todo, que no quiere rollos sentimentales, pero que necesita divertirse y a la que le va la zoofilia». Y, finalmente, «Txaflas» es Bruno, un hombre al que «lo que le gusta es follar y follar», y al que no le importaría «hacérselo con dos mujeres». Todos ellos aseguraron ayer habérselo pasado «muy bien» en el montaje de la obra. «Ha sido todo un placer», bromearon. Y negaron mayores problemas a la hora de representar escenas íntimas. «Es una obra atrevida, pero el humor oculta el miedo», aseguró Belén Nevado. «Seamos sinceros, estas escenas se abordan con cierta prevención», apostilló De Miguel. «En cualquier caso, es curioso: si te proponen hacer de asesino en serie, aceptas de inmediato. En cambio, lo de hacer una escena de sexo te lo piensas mogollón».

Espectáculo «kañero»

Una playa, un pajar, una sala de reuniones de una empresa, una carretera secundaria y la casa de un ministro de cultura son los cinco escenarios en los que se desarrolla esta comedia que «no pretende escandalizar, pero sí provocar». «Es un espectáculo kañero, hay sexo explícito, pero no desnudos integrales. Nunca hemos entendido por qué en el teatro cuando llega una escena de sexo, se oculta a los actores tras unas cajas», señala Eloi Beato. Para el director del montaje, existe una doble moral ante el sexo. «Por un lado, se transmite la idea de que es algo pecaminoso, oscuro, y por otro, a su alrededor se ha montado una industria que mueve millones de euros. En esta obra también queremos criticar ese cinismo y ese mercantilismo. Nosotros también utilizamos el sexo para vender teatro, pero, sobre todo, vendemos humor».