Veinte días. Kerejeta se da un plazo de veinte días para la resolución del expediente abierto a McDonald, «si no hay nada que altere los plazos». A mí me da que una Final Four puede considerarse como un algo que puede alterarlos -los plazos, digo; los ánimos mejor dejarlos como están-, por lo que habrá que esperar un par de capítulos de este Expediente X para comprobar si lleva razón el aficionado tipo Mulder, que cree que, como la verdad, Will está fuera, o la incrédula tipo Scully.

Lo cierto es que en el próximo capítulo, esta misma noche, Mulder y Scully se encuentran con que el Pamesa viene dispuesto a dejar sin ventaja de campo al baskonismo. Podría ser un buen ensayo éste, si finalmente Mulder tiene razón y hay que hacer frente a los extraterrestres del CSKA con sólo tres interiores. Resuelto el caso taronja, no tendría consecuencias un carajasol el sábado -hablo a efectos de play-off, aunque no me lo quiero ni imaginar- antes del viaje a Madrid, ni caer en Granada el viernes siguiente.

Al aliciente clasificatorio hay que añadirle el de la presencia -últimamente bastante espectral, todo hay que decirlo- del bueno de Barac. Seguro que, como hiciera un tal Pekovic ante Panathinaikos, tratará de sacudirse los fantasmas y recuperar sus mejores prestaciones ante el que será su público aprovechando la ausencia del abducido Will.

Al igual que el joven croata cedido por el Baskonia, Teletovic también tiene una oportunidad de reivindicarse como jugador revelación de la ACB, alguien «cuyo rendimiento haya superado más claramente las expectativas iniciales». Si Romay está en el jurado, Mirza lo tiene hecho -bueno, también está Llull, que para algo ¿juega? en el Madrí-.

Puente de mayo en Madrid, con una Final Four sin el Madrí. ¿Se quedará Fernandito a verlo?