Festividades como ésta de San Prudencio, en la que junto a la muy nutrida participación popular se da un buen número de actividades de alto contenido institucional, suelen aprovecharse para otorgar los galardones más importantes. Y ésta no podía ser la excepción. La recepción a las autoridades que celebra hoy en Armentia la Diputación de Araba será el escenario para la entrega de la medalla de Araba, distinción que cada año se otorga a alguna persona o grupo por su trabajo en favor del territorio alavés.

Este año, el Consejo de Diputados ha decidido conceder, a título póstumo, la medalla de Araba a Xabier de Landaburu, «como reconocimiento de su vida dedicada al Pueblo Vasco y a la promoción de Araba y de sus valores».

Francisco Xabier de Landaburu nació en Gasteiz en 1907 y murió en el exilio, en París, en 1963. Fue abogado, periodista, escritor y publicista. En el ámbito político, fue dirigente del PNV, a quien representó como diputado por Araba en las Cortes españolas durante la II República, y ya durante su exilio fue representante del Gobierno Vasco en París, donde fue colaborador del lehendakari Jose Antonio Agirre en labores internacionales. Fue consejero y vicepresidente del Ejecutivo.

Pero no acaba ahí la lista de referencias de la historia de Xabier de Landaburu, ya que, como señaló el teniente de diputado, Claudio Rodríguez, fue «una de las personalidades políticas vascas más relevantes del siglo XX». Rodríguez le definió como una persona caracterizada «por su capacidad de análisis político, su disposición al diálogo con representantes de otras corrientes y su vocación europeísta».

En el curriculum de Xabier de Landaburu que ha hecho a la Diputación de Araba decidir la concesión de esta distinción, figura que fue «dinamizador de la Liga Internacional de Amigos de los Vascos, impulsor y corresponsable de las asociaciones vascas europeístas y federalistas y miembro de la internacional demócrata-cristiana».

Además, perteneció a la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza, donde trabajó, en representación de Araba, en la preparación del Estatuto de Autonomía del que surgiría el Estatuto de Lizarra. Y, asimismo, promocionó el relanzamiento del grupo Baraibar, «que cultivaba y promocionaba el euskara y la cultura vasca».

El pasado año, con motivo de cumplirse el centenario del nacimiento de este político vasco, la Fundación Sabino Arana le rindió homenaje con una exposición en Gasteiz. En ella estuvo presente uno de sus hijos, Gorka Landaburu, quien destacó que su padre fue «un ejemplo de libertad, diálogo y respeto».

Pero la medalla de Araba no ha sido el único reconocimiento de este año en el herrialde. En la lectura del pregón que anunció las fiestas de San Prudencio y la Virgen de Estibaliz, que corrió a cargo del presidente del Baskonia Josean Kerejeta, recibió otro reconocimiento de la Diputación la Asociación Musical Santa Cecilia de Eltziego, más conocida como la Banda de Música de Eltziego.

Esta formación musical recibió, en el Teatro Principal, una plaza de reconocimiento cuando cumple 125 años desde su creación.

De las mejores

La población de Eltziego, con apenas mil habitantes, ha sido capaz de mantener esta formación musical, una de las mejores de su entorno. Además, no se limita únicamente a asistir a las muchas actuaciones que tiene al año, sino que también imparten clases de lenguaje musical y de instrumentos, como una forma de asegurarse la continuidad en el futuro.