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Xabier Silveira Bertsolari

Resumen de no-ticias

Las ocho y cuarto es una hora poco recomendable y mucho menos saludable para abandonar las caricias de una sábana y levantarme a llamar por teléfono al centro de salud para pedir hora. Un nabarro nunca va a la consulta; si acaso, le vienen a casa a buscar

Lo importante resulta ser siempre eso que dejamos para después, para más tarde, en otro momento quizás... Es por ello -digo yo- que dejo la lectura de lo más deseado y me pongo a teclear, que viene a ser lo mismo que antaño fue escribir. (Vaya intro, os he dejado flipando, ¿eh? Pues me ha costado menos de cuarenta y cinco segundos).

Porque hay cosas mucho más importantes que lo importante, actos, hechos, sucesos, parrafadas bazofia a las que basta dedicar más de cuarenta y cinco segundos en cualquier noticiario para que se conviertan en lo más relevante que haya ocurrido jamás.

Así, la consulta que nunca se llevará a cabo me ronda la cabeza como mosca que ronda la mierda e, incrédulo aún ante lo imposible, sigo dudando entre si sí o si no, rompiéndome los sesos para acabar decidiendo una mañana más que las ocho y cuarto es una hora poco recomendable y mucho menos saludable para abandonar las caricias de una sábana y levantarme a llamar por teléfono al centro de salud para pedir hora. Un nabarro nunca va a la consulta; si acaso, le vienen a casa a buscar.

De igual forma que vienen con sus mociones, éticas, patéticas, estéticas... ¡Hipócritas!

¿El PNV de la mano del GAL va a dar lecciones de qué a quién? Los aprendices del enterrador en cal viva que ahora trabaja en el sillón trasero de Zapatero en el Congreso de los Diputados del imperio, esos asesinos, ¿de qué nos van a hablar? ¿De ética? ¡Que la oscuridad de la noche les susurre al oído una centésima parte de lo que nosotros hemos sufrido! Que les llegue a los oídos el eco de un preso apaleado por funcionarios del nuevo GAL, que escuchen el llanto de las cunetas que asesinan a familiares que van y vuelven de visitas a las que los obliga el nuevo GAL, que son ellos, los de la ética asesina, ellos son. Ellos son lo importante, no lo olvidemos, lo importante por imperativo audiovisual.

Pero para qué hablar de lo que no se puede hablar -parezco bobo. ¿No he dicho tres veces que lo importante se deja para luego?-, pudiendo hacerlo sobre cualquier otro tema; de fútbol no, que no me dejan, aunque sea de las cosas que más controle, léase 3-4-3; de temas cercanos a la iglesia puedo, me dejan, pero estoy ahorrando, puesto que me gasté todo el saldo la vez anterior. Por consiguiente y por no callar, ¿sabías que hacen falta 16.000 trabajadores en la CAV? Y en 2020 -mañana, decía el mataobreros de Confebask- harán falta doscientos mil. Vamos a ver, atentos a la maniobra: ¿a cuántos piensa matar este hombre de Dios? Luego los asesinos son... Ah, que no se puede hablar de lo importante. Entonces continuemos, y no es una amenaza. Si por un casual o causal, y teniendo en cuenta que el pingüino de la patronal -que rima con GAL- manifestó que la escasez de trabajadores-esclavos se debe a que no se estudia para los trabajos que hay, lo digo claro: no me jodáis. Filólogos y filólogas, psicólogos y psicólogas, abogados y... bueno, como se os diga, haced el favor de estudiar FP. Como acabe yo currando por culpa vuestra, en serio, os mato a todos. Ah no, no hay riesgo, yo soy nabarro.

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