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Raimundo Fitero

Tragaluz

Bien mirado, la televisión es como mirar la vida a través de un tragaluz. Nunca acabas de ver nada completo, tienes que imaginártelo o recurrir a la memoria o a la experiencia. La diferencia es que lo que ves a través de un tragaluz es real, es un trozo de la realidad, y lo que aparece en la televisión es siempre un trozo de la mentira sobre la realidad, la mentira misma o la manipulación de una realidad que no es ni verdad ni mentira y no depende del cristal con que se mira, sino con la emisora con la que sintonizas.

La serie que emite la primera estatal, «Águila roja», sigue logrando unas audiencias, a mi entender, muy por encima de su valor artístico. No hay por dónde cogerla, y si acaso, como un cómic medieval, pero ni así hay donde justificar algunos fallos de producción que nos remiten a la genuina españolada, porque hay barbas que son tan postizas que son móviles, decorados que ni de cartón piedra parecerían más inverosímiles, vestuarios anacrónicos y actuaciones delirantemente exageradas. Ya digo, las audiencias deciden libremente perder el tiempo con lo que les da la gana, y probablemente en su momento de ubicación en la parrilla sea la opción menos alienante. O quizás sea más sencillo: es lo que quiere esa masa de telespectadores y no se le tienen que dar muchas más vueltas.

En «El Intermedio» denunciaron una parte de programación de La Sexta que realmente ha entrado dentro de lo intratable. Esos espacios que colman todas las cadenas a partir de ciertas horas nocturnas, diurnas y vespertinas, en las que llamando, completando una frase, definiendo un animal o cualquier otra chorrada puedes ganar un dinero automáticamente, y que pese a todas las denuncias por los abusos en el cobro de las llamadas, crecen en todas las cadenas, con momentos en donde las fotos son decididamente ultrajantes para la mujer y que ahora, en esta cadena han rizado el rizo, y aparecen las presentadoras en bikini. Es delirante. Son espacios alquilados a otras empresas y la competencia es enorme, pero aparecen en la cadena que las emite. Hicieron bien en posicionarse los denunciantes. Parece un acto similar a espiar a la vecina por el tragaluz.

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