La provincia de Diyala, la región iraquí más castigada por la violencia, sufre ahora las dramáticas consecuencias de una severa sequía que ha obligado a habitantes de zonas enteras a dejar sus hogares.

Las familias de Diyala, situada al noreste de Bagdad, han comenzado a abandonar sus casas tanto por los continuos ataques como por la sequía, que ha afectado, sobre todo, al sector agrícola.

Ante esta situación, los habitantes de Mandali y Kanán, a 90 y 23 kilómetros al este de Baquba (capital de Diyala) se han visto obligados a dejar sus hogares para instalarse lejos de las tierras asoladas por la sequía.

El responsable del Departamento de Agricultura de Diyala, Alí al-Ubeidi, admitió que este año serán incapaces de garantizar el abastecimiento con fines agrícolas.