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El periódico mexicano cumple veinticinco años

La Jornada, otra prensa libre y crítica es posible

«Dar voz a quien no la tiene». Con esta declaración de intenciones presentaba hace veinticinco años el proyecto de diario «La Jornada» su primer director, el periodista Carlos Payán. Cinco lustros confirman la fidelidad a aquel ideal hasta el punto de haber hecho del rotativo mexicano el diario independiente más prestigioso de Latinoamérica.

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Fermin MUNARRIZ

Corría el año 1984. El México gobernado con mano de hierro por Miguel De la Madrid, del longevo y derechista PRI, era una nación autoritaria y presidencialista en la que se violaban los derechos humanos con impunidad, sumida además en la crisis económica internacional. Prácticamente no existía espacio para los medios de comunicación independientes y críticos con el régimen. La corrupción, el control directo de la prensa, el compadreo con los editores, la privación de publicidad y hasta la negativa estatal a suministrar papel a los medios impresos díscolos convertían el panorama comunicativo del país en una especie de monopolio dócil con el poder.

En ese contexto, un grupo de periodistas decide abandonar el importante diario «Unomasuno» por discrepancias irreconciliables con la dirección y emprender la creación de un nuevo periódico que diera cabida a la pluralidad de la sociedad civil.

En la noche del 29 de febrero de aquel año, un grupo de más de setenta periodistas y escritores de inspiración progresista ó de izquierda exponen en un hotel céntrico del Distrito Federal la convocatoria pública para fundar un nuevo matutino. El periodista Carlos Payán, que será el primer director del nuevo medio, lamenta en aquel momento la acusada derechización de la prensa mexicana y la lógica mercantil que impera en ella, y aboga por crear una nueva manera de ejercer la información y la crítica, así como por estimular «la participación de los lectores y ciudadanos en favor de causas fundamentales de México»: la soberanía del país, la defensa de los intereses populares y la democratización de la vida pública. «Un diario que dé voz a quien no la tiene, un diario moderno y plural», resume Payán.

«El proyecto no fue bien recibido por el empresariado, para el cual toda propuesta con orientación democrática y social resultaba una conjura comunista», rememora con motivo del aniversario Carmen Lira, integrante del equipo fundador y actual directora del diario. En la sociedad, en cambio, «la iniciativa generó un desbordamiento entusiasta».

Pronto se suman al grupo inicial artistas, académicos, escritores, militantes políticos de diferentes tendencias y activistas sociales. Pero los promotores carecen del dinero necesario. Parte de la solución llega a través de la donación de obras de relevantes artistas plásticos y de la emisión de acciones por el equivalente a 30 dólares de entonces. Trabajadores, estudiantes, campesinos, pequeños empresarios, comerciantes, militantes políticos, amas de casa o desempleados, además de los propios periodistas, participan con su modesta aportación de capital en la ilusionante aventura que se anuncia.

La madrugada del 19 de septiembre de 1984 ve la luz el primer número de «La Jornada». En medio de las dificultades técnicas de los comienzos, el nuevo diario es víctima también de los intentos de descalificación de sus enemigos. Pero los cimientos son sólidos. En pocos meses, «La Jornada» alcanza tiradas de 30.000 ejemplares diarios. La fórmula es clara: «Desde la primera edición -escribe Lira en sus notas sobre aquel momento- nos dimos a la tarea de contar no sólo las versiones, sino también los sucesos de un país que no existía para el resto de los medios», y dar cabida «a voces ajenas a las corporaciones oficiales y a los grupos económicos y financieros». Desde entonces, «La Jornada» no ha hecho más que crecer en contenidos, en calidad, en influencia política y social y en prestigio profesional, hasta convertirse en uno de los principales rotativos del continente. Un medio de referencia para quienes creen posible una información independiente y una opinión plural y crítica.

«La Jornada» cuenta hoy con una edición nacional y nueve regionales impresas, y con una versión on line (www.jornada.unam.mx) que dispone de la colaboración de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El plantel de sus periodistas y colaboradores es una de las fuentes de reconocimiento internacional. Su nómina de redactores ha cosechado nada menos que trece premios nacionales de periodismo y ha liderado la información en muchos de los trascendentales acontecimientos que han tenido lugar en el país o en el continente. Prueba de ello fue la cobertura que el periódico ofreció del alzamiento indígena zapatista en 1994 y su implicación en favor de las comunidades y del diálogo y la paz. La decisión de reproducir íntegramente los comunicados del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha costado a «La Jornada» las acusaciones desde el poder de ser «apologistas de la violencia» o portavoces de los rebeldes.

La relación de columnistas no se queda a la zaga. Noam Chomsky, José Saramago, el subcomandante Marcos, el mismísimo Fidel Castro o Eduardo Galeano son algunas de las firmas insignes, entre quienes figuraron también los ya fallecidos Mario Benedetti o Ryszard Kapuscinski.

En el ámbito internacional, «La Jornada» cuenta además con una red de medios asociados: GARA, «The Independent», «Radio Nederland» y «BBC-Mundo» en Europa, y «Página 12» y «Clarín» en Sudamérica. A este respecto, GARA y «La Jornada» mantienen un acuerdo de colaboración firmado en octubre de 2002 por el que ambos medios intercambian contenidos y colaboraciones mutuas.

 

 

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