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El Sporting ya ganó el año pasado en El Sadar

Camacho insinúa que habrá dos cambios de su confianza

Puñal y Masoud pueden ser las dos variaciones en el once titular, que el técnico mantuvo en secreto.

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Natxo MATXIN | IRUÑEA

José Antonio Camacho es hombre de ideas fijas y, si apuesta por algún jugador, lo hace con todas las consecuencias. Es el caso de Masoud. La campaña pasada, en su primer año como jugador rojillo, el de Cieza ya insistió una y otra vez en que al iraní había que darle un margen de confianza y aclimatación porque veía en él a un futbolista muy interesante.

Está claro que se ha tomado como un reto personal hacer del habilidoso persa un jugador de Primera. Todo apunta a que estará en el once que saltará frente al Sporting, como uno de los dos cambios que realizará y dejó caer en sala de prensa. De cualquier forma, flaco favor le hace a su protegido si sigue ubicándolo por la izquierda, donde Masoud se diluye, al menos por lo mostrado hasta ahora.

El pagano de las «preferencias» de Camacho parece que será Camuñas, toda vez que el preparador rojillo no quiso desve- lar la alineación titular. El madrileño no sólo no lo ha hecho mal en el carril izquierdo, sino que es de los pocos de la plantilla que encara al rival y, la gran mayoría de ocasiones, con éxito. Pero quien manda, manda.

La otra variación que con toda seguridad se materializará será el regreso al equipo de Patxi Puñal. El míster osasunista prefiere optar por la experiencia después de haber dado un par de oportunidades a Rúper, que tampoco lo ha hecho tan mal, al menos no peor que Nekounam, aunque el persa es intocable.

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exceso de confianza

«El año pasado ganamos el partido antes de jugarlo y este año parece que vamos por el mismo camino. Si le dejas, el Sporting te da la sorpresa», avisó,

Barral, un díscolo que se ríe de sus rivales con goles

Ya se las tuvo la temporada pasada con quien hasta hace bien poco había sido compañero de equipo, Roberto. Dicen del díscolo David Barral que no se casa con nadie y que en el vestuario no cultiva las amistades precisamente.

Su carácter le ha traído más de un disgusto, no es persona a la que le guste morderse la lengua ni a la que le haga falta abuela alguna. Él solito se basta para engrandecer sus virtudes futbolísticas, que las tiene, y proclamarlas a los cuatro vientos, sin ningún atisbo de modestia.

De la misma manera que puede parecer pretencioso, la forma de ser de este delantero gaditano no es sino fruto de quien ha tenido que labrarse el futuro profesional a base de tortazos. Su ambición dentro del césped revela un intenso interés por demostrar lo que no pudo con un Castilla del que tuvo que salir por peteneras en dirección a Asturias. No le faltó tiempo por aquel entonces para aconsejar a alguno de sus compañeros en el filial merengue, caso de Mata, para que hiciera las maletas lo antes posible. La sugerencia no le pudo salir mejor al ahora internacional.

«Yo lo que quiero es triunfar, una etapa corta con el Sporting y, si no subimos, fichar por un Primera», dijo nada más aterrizar en Mareo. Goleador nato -siempre ha superado la decena de tantos-, la polémica no le ha sido esquiva. Su entrenador, Manolo Preciado, le definió como «un bruto, por decirlo de alguna manera, pero con un corazón como un puño. No hay maldad, que es lo más importante. Se pueden cometer errores, pero por ingenuidad, por juventud o por tener menos luces que la calle Limón». N.M.

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