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Abdullah Öcalan (*)

La conjura contra el pueblo kurdo

En su historia la humanidad ha sido muchas veces testigo de conjuras y intrigas. Desde la noche de los tiempos las potencias dominantes han utilizado la conjura como instrumento para la conservación del poder. Se podrían citar numerosos ejemplos, lo mismo en los tiempos de los sumerios que durante el Imperio romano. Éstos son los precedentes históricos de aquellas conjuras de las cuales el pueblo kurdo ha sido, muchas veces, víctima.

Creo que la conjura internacional que el 5 de febrero de 1999 concluyó con mi rapto y deportación a Turquía es unos de estos acontecimientos más importantes dentro de la tradición de intrigas de las potencias dominantes. Mi odisea a través de Europa comenzó el 9 de octubre de 1998, con la deportación de Siria. Aquello me condujo a Atenas, a Rusia y a Italia. Desde allí fui obligado a regresar a Rusia y después nuevamente a Grecia. Todo terminó con mi rapto en Kenia. Hablo de una conjura internacional ya que todo el proceso, en el cual tomó parte una coalición de potencias de cuatro continentes, además de intrigas políticas y intereses económicos, contenía también una compleja mezcla de traición, violencia y engaño.

Aunque desde entonces hayan pasado once años, creo que esta conjura internacional contra el pueblo kurdo, que se dio a través de mi persona, puede tener interés todavía hoy. Comprender las causas y las consecuencias puede contribuir a aclarar la situación política actual. No hay dudas sobre el objetivo primario de uno de los actores principales, EEUU: la eliminación de nuestro movimiento de liberación. Los Estados Unidos, con su proyecto de Gran Oriente Medio, quieren encender la llama del nacionalismo y crear nuevos pequeños estados nacionales para mantener el control de Oriente Medio durante las décadas venideras. Un proyecto de este tipo, naturalmente, no deja ningún espacio a los movimientos de liberación. Existe, por lo tanto, una relación directa entre ese proyecto de Gran Oriente Medio y mi extradición a Turquía. Los acontecimientos que han sucedido a partir de 2003 confirman mi afirmación. El hecho de que nosotros representemos una tercera y verdadera alternativa respecto a un equilibrio fundado exclusivamente en la elección entre potencias dominantes internacionales y fuerzas reaccionarias regionales nos ha situado como diana de los ataques ideológicos y políticos.

Además de este objetivo principal, la conjura internacional tenía otros dos objetivos. Por una parte, con mi muerte o reacción a la extradición, se esperaba una «etnicización» del conflicto, es decir, una guerra entre turcos y kurdos. El escenario al que hoy asistimos en Irak estaba entonces planificado para Turquía. El debilitamiento de Turquía a todos los niveles -sea político o económico- la hubiera atado completamente a EEUU. Mi actitud meditada y mi apuesta para una solución pacifica hicieron fracasar sus planes. Se pudo evitar la «iraquizacion» de Turquía. He luchado con todas mis fuerzas para una solución pacífica. Y eso lo hice de motu proprio y con el convencimiento de que sería en el interés de los pueblos. Siempre he mantenido, además, una actitud independiente y pacífica. Es por ese mismo motivo que hemos sido su gran problema irresuelto. El movimiento de liberación kurdo había siempre entendido su propia batalla, que ya tiene más de veinte años, como defensa del sentimiento de hermandad entre turcos y kurdos y entre todos los pueblos de Oriente Medio. Siempre ha tenido como fin una unión democrática. Siempre hemos tenido confianza en nuestras fuerzas y sobre nuestra libre voluntad. Siempre hemos hecho todo lo posible para preservar nuestra soberanía. Por ese motivo, a pesar de la situación extremamente crítica, he seguido con nuestra línea política, elaborada a partir de 1993, y encaminada hacia una solución democrática y pacífica. Eso de acuerdo con nuestra linea y como respuesta a la conjura. Si la conjura, pues, no ha alcanzado plenamente su fin, se debe en gran medida a nuestra estrategia por la paz y la solución democrática.

Por otra parte, esta conjura política tenía también una vertiente económica. Desde el comienzo he subrayado siempre la importancia del gaseoducto llamado Blue Stream, sobre lo cual habría que aclarar que es parte de esa red de intereses económicos. Blue Stream es un gran gaseoducto que transporta el gas ruso por Turquía, pasando bajo el Mar Negro. Recientemente, a través de mi abogados, he tenido conocimiento de un artículo publicado en un diario turco en el cual uno de los funcionarios entonces en servicio afirma que este proyecto, que en un primer momento había sido paralizado por las condiciones de desventaja para Turquía, fue improvisadamente puesto en marcha a petición del Gobierno turco después de mi expulsión de Rusia el 12 de noviembre de 1998. Este hecho habría cambiado el destino del proyecto. El funcionario sigue diciendo que después de mi alejamiento de Italia el grupo italiano ENI entró a formar parte del proyecto. Este ejemplo por sí solo es suficiente para demostrar cómo, en relación a mi persona, se estrechan acuerdos económicos a espaldas del pueblo kurdo. Ciertamente estas turbias relaciones van más allá de lo que hasta hoy se ha podido descubrir.

Los estados europeos afirman repetidamente que representan la democracia y los derechos humanos. Sin embargo me cerraron todas la puertas y no hicieron ninguna verdadera tentativa de jugar un papel constructivo en la solución de la cuestión kurda. Por contra, se plegaron aún más a los intereses de EEUU y de la OTAN y, aceptando de ser parte del teatro de la conjura, asumieron un papel infeliz y dramático. Todo eso demuestra, una vez más, la verdadera cara del sistema europeo.

En este contexto el Gobierno griego jugó un papel papel importante. El hecho que fui en Grecia a raíz de una invitación por parte de algunos amigos y que fuese raptado y llevado a Kenia, en violación del Derecho nacional e internacional, muestra como a ese país le fue asignado el papel más sucio. Aquí se revelaron, de la manera contundente, la mentira, la traición y la hipocresía que son la base del concepto de conjura. Italia, a su vez, tuvo una actitud ligeramente mejor si la comparamos con otros países. Sin embargo también allí fui aislado e hicieron de todo para librarse de mí. Creo que durante mi estancia en Roma, habría tenido un papel decisivo una unidad de la Gladio, contra la cual el Gobierno italiano era impotente. El Gobierno italiano no tuvo confianza ni en sí mismo ni las fuerzas necesarias para tomar una decisión autónoma. Debo todavía subrayar que, respecto al Gobierno griego, todo lo que pasó después de mi llegada fue tratado en el marco del Derecho.

Una vez más quiero reafirmar que haré de todo para contraponer a estas intrigas la paz y la solución democrática. El hecho de que Turquía, como en el pasado, no haya mostrado ninguna reacción a nuestras tentativas de paz sino que más bien persiga una estrategia hacia la eliminación del movimiento de liberación puede ser interpretado como la continuación de la conjura internacional. En referencia a eso, la estrategia de la paz y de la democracia representa una opción importante no sólo para los kurdos sino para todos los pueblos de Oriente Medio.

Los conspiradores de entonces, las fuerzas reaccionarias nacionales e internacionales, mueven los hilos como en el pasado. Pero también las fuerzas que luchan por la democracia y la libertad continuarán su lucha, junto con el pueblo kurdo, e irán en su camino de forma firme y decidida. Las dimensiones de esta conjura han dado muestra de cuán importante es que los oprimidos y los pueblos del mundo opongan a la «ofensiva global» del capitalismo su «democracia global», y que refuercen aún más este plantamiento. Yo pienso así, hoy como entonces.

(*) Este artículo de Abdullah Öcalan, líder histórico del PKK preso en la cárcel turca de Imrali, se publica simultáneamente hoy en varios medios de comunicación, entre ellos GARA e «Il Manifesto».

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