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Estudio psicológico de los protagonistas de la reconciliación en Irlanda

«Cinco minutos de gloria»

Vista en Donostia, dentro de la sección Perlas de Zabaltegi, «Cinco minutos de gloria» ganó en el Festival de Sundance los premios al Mejor Director y al Mejor Guión. En ello influyó el hecho de que Oliver Hirschbiegel es un cineasta que se nutre de temas polémicos, como lo es el de la reconciliación en Irlanda del Norte. Aporta una visión foránea en clave psicológica, servida por el duelo estelar entre los conocidos actores locales Liam Neeson y James Nesbitt.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

El punto álgido en el cine sobre el conflicto norirlandés lo ponen «Bloody Sunday», de Paul Greengrass, y «Hunger», de Steve McQueen. Puede que haya otras películas más conocidas, como «En el nombre del padre», pero se sitúan ya en un nivel intermedio. A este grupo se suma «Cinco minutos de gloria», que polemiza pero sin llegar a entrar en la discusión política.

Oliver Hirschbiegel no entra en debates ideológicos, haciendo valer su condición de cineasta foráneo que quiere aportar una visión neutral. Que la carrera del alemán haya quedado definida por el calado de su ópera prima, «El experimento», no supone ninguna simplificación, porque este hombre tiene una idea un tanto científica del cine, al que aplica los ensayos en su particular laboratorio. Suele partir de la realidad histórica para especular con lo que plantea de cara al futuro y, de la misma manera que ha intentado remover las entrañas del nazismo en su afán por encontrar paralelismos con nuevas posibles situaciones, a la hora de analizar la problemática irlandesa propone un ensayo consistente en reunir a una víctima y su verdugo en un hipotética emisión televisiva en directo.

Psicologías confrontadas

Es difícil saberlo, pero puede que Oliver Hirschbiegel sea de los que piensan que no basta con sentarse en una mesa a negociar para zanjar las diferencias entre los enemigos políticos, porque seguramente hace falta una catarsis mucho mayor que nazca de la propia confrontación, reconduciéndola al terreno de las relaciones personales, donde del amor al odio dicen que hay un paso.

Hirschbiegel ha declarado que no cree en la idea de la reconciliación, porque le parece demasiado ingenua, insuficiente en su simplicidad para resolver conflictos tan complejos. Al igual que sucede en nuestro entorno más cercano, confirma que de poco sirve el gesto simbólico de la condena o el pedir perdón en público. Si en el fondo es realmente una cuestión de avanzar, de superar situaciones enquistadas, no queda otro remedio que dejar el pasado atrás y pasar página. Entonces serían las personas las que individualmente habrían de encararse las unas a las otras, como formando parte de una especie de terapia psicológica.

Una vez más Hirschbiegel ha sido el encargado de plasmar el trabajo previo de estudio psicológico en la ficción con actores, dejando como encargado de la terapia con los personajes reales al guionista Guy Hibbert. El alemán nunca quiso entrevistarse con el verdadero Alistair Little, para, según él, no decantarse emocionalmente por la figura del verdugo en detrimento de su víctima. Prefería mantenerse frío y distante, conservando su imparcialidad de elemento neutralmente extranjero.

Guy Hibbert, en cambio, es un guionista de la BBC que tiene mucha experiencia en dramatizaciones basadas en entrevistas con las víctimas de las guerras y de la violencia política. Lo mismo que hizo cuando escribió el guión de «Omagh», otra película que en principio iba a ser rodada para la televisión, recogió testimonios directos, sólo que cambiando el bando de las víctimas, allí causadas por un atentado del IRA.

En esta ocasión Hibbert reunió al unionista Alistair Little y al hermano del joven republicano que asesinó en Lurgan hace 35 años. Hay que tener en cuenta que el encuentro se producía tras los acuerdos de Viernes Santo, en estado de no violencia, por lo que la reacción por parte de Joe Griffin, el familiar de la víctima, quedaba atenuada, más aún sabiendo que Alistair Little se había rehabilitado pasando a colaborar activamente en el proceso de paz.

Lo que les propuso es que se olvidaran de la coyuntura real del momento, invitándoles a jugar a imaginar una ficción de cómo sería ese reencuentro fuera del contexto político. A partir de dicha premisa sin condicionantes de ninguna clase, Joe Griffin reconoció que su otro yo intentaría calmar su sed de venganza viéndose frente a frente con el culpable de su inestabilidad mental y emocional. Así que a los actores les iba a tocar representar un duelo liberador de tensiones acumuladas a lo largo de tres décadas.

James Nesbitt vs. Liam Neeson

Los que piensan que el oficio de actor es fácil no saben lo que dicen, porque no hay manera de enfrentarse a duelos psicológicos extraidos directamente de la vida real, en la medida en que es imposible transformarse del todo. Pues Liam Neeson es capaz de conseguirlo, incluso en las condiciones más adversas. Aún siendo un monstruo de la interpretación tenía que sentirse nervioso, pues llevaba mucho tiempo sin rodar en Irlanda. Por si fuera poco, no disponía de tiempo material para preparar el personaje, al verse ya comprometido con otro rodaje. Las ganas de hacer la película a toda costa le obligaron a asumir el riesgo, aunque, a juzgar por los impresionantes resultados, nadie puede notar la premura de los preparativos.

Liam Neeson muestra una seguridad como Alistair Little que contrasta con el desequilibrio de su oponente, un James Nesbitt al que le toca en suerte un papel todavía más difícil que el que le diera justa fama en «Bloody Sunday». Hay una escena en la que tiene que pelearse, sin dobles ni trucos, con Neeson, que es un gigantón que en su juventud fue boxeador. Esa desigualdad física exterioriza unas interpretaciones muy diferentes, ya que Nesbitt se ve obligado a mostrarse más histriónico y fuera de sí.

No le queda otra, puesto que el Griffin de ficción acude al programa televisivo del reencuentro con la oculta intención de matar a Little en directo. De dicho plan nace la formulación del título, con esos «cinco minutos de gloria» que hacen referencia a la célebre frase de Andy Warhol, quien decía que todo el mundo tiene derecho a su instante de fama. En este caso se refiere a alguien que, después de tanto tiempo sufriendo en silencio, reclama su derecho a hablar con las armas de la venganza.

En el prólogo de la película se reconstruye la época del atentado, cuando Little tenía 16 años y pertenecía al UVF (Ulster Volunteer Force), un grupo paramilitar unionista deseoso de dar un escarmiento entre los jóvenes nacionalistas irlandeses. Tras la muerte del hermano mayor de Joe, la madre culpa al chaval de once años de no haber hecho nada para impedir lo sucedido. Desde entonces ha de cargar con un doble y esquizofrénico sentimiento de culpabilidad y victimismo.

Oliver Hirschbiegel sale fuera de Alemania

Oliver Hirschbiegel es un cineasta de la década que acaba, pero antes se pasó quince años como realizador de televisión. No suele incluir en su filmografía una versión que hizo para la pantalla grande de la serie «Rex, un policía diferente». La película que marca su debut oficial es «El experimento», una germanización carcelaria del famoso ensayo llevado a cabo en la Universidad de Stanford. Su siguiente «Mi última película» también exploraba el conflicto entre la privacidad y las cámaras de videovigilancia. Su consagración llega con «El hundimiento», nominada al Óscar y donde Bruno Ganz hace una gran caracterización del último Hitler. No deja la polémica en su país y, en «Un judío común y corriente», analiza la vida de la comunidad judía alemana. Su intento de entrar en Hollywood con «Invasión» se salda con un rotundo fracaso, siendo James McTeigue quien finaliza el rodaje del fallido remake. Tras su experiencia irlandesa con «Five Minutes of Heaven», prepara «The School», acerca de la trágica toma de una escuela con rehenes que tuvo lugar en Chechenia. M.I.

ENFOQUE

«Pienso que la única manera de abordar este problema es estando un poco alejado de él. Yo no quise conocer a ninguna de las dos personas, no quise establecer lazos afectivos con ellos precisamente para tener una voz neutral y desapasionada de un tema que ha producido y sigue produciendo tanto daño», apunta Hirschbiegel

Estreno

T.O.: «Five minutes of heaven».

Dirección: Oliver Hirschbiegel.

Guión: Guy Hibbert.

Intérpretes: Liam Neeson, James Nesbitt, Anamaria Marinca, Paula McFetridge.

País: Inglaterra-Irlanda, 2009.

Duración: 89 minutos.

Género: Drama psicológico.

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