Miguel Sanz y José Blanco pondrán hoy la firma al documento que iniciará los trabajos del TAV en Nafarroa. Las obras arrancarán sin conocerse, por ejemplo, si el tren llegará más allá de Castejón: a día de hoy acaba en Zaragoza y Fomento está paralizando tramos de su competencia por falta de fondos. Tampoco se sabe si empalmará con la «Y vasca»: Sanz se limita a indicar que están en fase de «estudios técnicos». El portavoz de UPN, Carlos García Adanero, añade que tampoco hay garantías de que la «Y» vaya a conectar con Burgos, ni con Burdeos. Y no hay plazos para resolver estas incógnitas, por lo que acelerar los trabajos es un absurdo.

Se sabe cuándo y cómo adelantará el dinero Nafarroa, pero no cuándo y cómo lo devolverá Madrid: primero se habló de descuentos del Cupo y ahora de pagos de ADIF. Se ignora cuánto perderá la Hacienda navarra: dependerá de los intereses reales, de las desviaciones... Y ¿qué servicio público será el afectado?

Sólo se sabe una cosa. O dos. Que el dinero saldrá de los bolsillos de los contribuyentes (de momento 387 millones, es decir, unos 650 euros por cabeza). Y que irá a las constructoras.