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Raimundo Fitero

Tiempos peores

Vendrán tiempos peores. Mucho peores. El mapa radio eléctrico va a cambiar, los recortes presupuestarios anunciados para estados, comunidades autónomas y ayuntamientos va a provocar en sus medios audiovisuales públicos, y por reflejo en los privados, una bajada drástica de personal, contrataciones, producciones lo que las hará menos competitivas y por ello perderán, a su vez, publicidad. Ya se nota, las productoras están asustadas, los expedientes de regulación de empleo, los despidos, rescisiones de contratos y reducción de plantillas, cuando no el cierre, están afectando al sector de una manera creciente.
De los lugares donde se puede quitar gastos sin que nadie se soliviante es de los medios audiovisuales de titularidad pública. Existe una presión agobiante desde las grandes cadenas privadas, pero también es una herramienta política que desde la oposición siempre se recomienda su adelgazamiento o su supresión, pero que una vez en el poder se considera un juguete muy aprovechable para sus objetivos de penetración y dominio de un espectro informativo a favor de la mayoría imperante. Se van a reducir las subvenciones que reciben, en unas cadenas más que en otras. Tanto en las históricas como en las recién llegadas; las que están controladas por el mismo partido desde hace décadas como las que acaban de cambiar de directivos. Es insostenible el sistema general, y en estos tiempos de vacas famélicas, es fácil, incluso populista, acabar con algunos programas, o cadenas públicas que producen risa. Esperemos a las decisiones de las próximas semanas.
El alcalde de Madrid, en su plan de austeridad, una de sus medidas ha sido suprimir, totalmente, una televisión municipal. Residual en cuanto a su importancia en audiencias, pero un medio menos. La fragmentación de nuestras posibilidades por TDT contribuye a esta situación y caerán proyectos empresariales pequeños o medianos,  nacidos a la sombra de alguna buena sombrilla política, pero las que pagan todos, se deberán redefinir. No son buenos tiempos ni siquiera para la privatización. Vendrán tiempos peores para nuestra programación televisiva.

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