Según la mitología occidental, existen dos tipos de leyes: la ley de los hombres, pretendidamente universal, con sus instituciones, normas y símbolos, y las leyes `divinas', vinculadas a la noción de Justicia.

Un dibujo de Cocteau representa a Antígona y Creonte. Ella, con los puños cerrados, le mira desafiante. Entre sus uñas, los restos de la tierra con la que acaba de enterrar a su hermano Polineces. El rostro de Creonte muestra cólera. En su mano, el edicto que desobedece Antígona siendo fiel a sus convicciones y afirmando su libertad. Al fondo, el templo de las divinidades.

Antígona desoyendo las advertencias de su hermana Ismene, transgrede una ley que le impone un deber injusto. Se opone al poder establecido. Vulnera la legalidad vigente y asume su responsabilidad...

... El pasado 24 de mayo nos dejaba Joxepa Arregi Egidazu, presidenta de Etxerat. Joxepa, como la Antígona del relato, armada de coraje y dignidad, y siguiendo el dictado de sus convicciones, consagró su vida a defender los derechos de su hijo. De todas las hijas e hijos. Denunció la injusticia institucionalizada, la dispersión y otras formas de represión, y adjetivó con el testimonio de su propia vida un conflicto que algunos siguen empeñados en desnaturalizar con discursos adoctrinantes sobre la deslegitimación de la violencia. Como si `violencia' se conjugara en singular. Y `legal', `justo' o `legítimamente moral' fueran términos equivalentes e intercambiables.

La vida de Joxepa se inscribe en la historia de nuestro país. Su legado es la búsqueda de un tiempo justo que recomienza cada día. Como el desafío de Antígona. Como el candil que alumbra.