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Contraataque pirata en la red tras la encarcelación del fundador de Wikileaks

El traslado a prisión de Julian Assange ha levantado una ola de indignación y de solidaridad que está teniendo su efecto en ataques contra las firmas que se han sumado a la campaña de acoso y derribo contra Wikileaks. Mientras, algunos gobiernos señalados en la última filtración y algunos medios de comunicación marcan distancias entre la libertad de expresión y las acusaciones, de acoso sexual y violación, que penden sobre el fundador de la web.
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El abogado de nacionalidad australiana y británica Geoffrey Robertson ha aceptado defender a Julian Assange de las acusaciones de acoso sexual y violación por las que ha sido detenido y encarcelado provisionalmente en Gran Bretaña.

Robertson es considerado un campeón de los derechos humanos y ha contado entre sus clientes a Salman Rushdie, el escritor indio objeto en su día de una fatwa de autoridades religiosas iraníes.

Pero, de momento, el contraataque ha asumido otra forma. Varias horas después de que Assange fuera enviado a prisión en virtud de una orden de detención por acoso sexual y violación emitido desde Suecia, el sitio de Internet de la fiscalía del país escandinavo fue el objetivo de un ciberataque. Paralelamente, la web y los correos electrónicos de los abogados que representan a las dos suecas que han denunciado a Assange fueron igualmente atacados.

Ambas web se suman a la de Postfinance, la filial de los servicios financieros de Correos de Suiza, que decidió a principios de semana cerrar la cuenta de Assange.

Ayer mismo, piratas informáticos reivindicaron a través de Twitter haber dejado «fuera de servicio» la web del grupo de tarjetas de crédito Mastercard, que a su vez había congelado, junto con Visa Europa, toda transacción con Wikileaks. La web no era accesible ayer en la dirección mastercard.com.

Buena parte de la opinión pública mundial está convencida de que Assange está pagando el tributo por haber divulgado centenares de miles de documentos secretos de EEUU.

No opina así el diario británico «The Times», que llama a no convertir a Assange en un «mártir por un asunto que no tiene estrictamente nada que ver con la libertad de expresión».

Similares advertencias han surgido por boca de los portavoces de algunos gobiernos que no salen muy bien parados tras las filtraciones de Wikileaks.

Más determinados que nunca

El abogado de Assange, Mark Stephens, anunció que volverán a pedir la libertad provisional para su defendido durante la próxima comparecencia ante el juez el 14 de diciembre. Ste-phens anunció, además, que Assange, pirata informático en su día, cuenta con el apoyo de muchos internautas y que la contraofensiva se desarrollará en la red «y tomará forma de una catarata de virus».

Mientras tanto, el equipo de colaboradores de Wikileaks, que asegura contar con un grupo de más de 800 voluntarios, asegura que nada ha cambiado y promete que «todo [las filtraciones] va a continuar como hasta ahora e incluso más». Ayer, las fugas de cables de la diplomacia estadounidense continuaron.

Así, el régimen saudí habría propuesto a EEUU la creación de una fuerza paramilitar árabe para combatir a la organización libanesa Hizbulah.

Las filtraciones vuelven a poner el acento otra vez en la Libia de Muammar al-Gaddafi y aseguran que este último habría amenazado a Gran Bretaña con «grandes repercusiones», también comerciales, si el condenado por el atentado aéreo de Lockerbie, que fue finalmente repatriado, moría en prisión.

Otra filtración sostiene que el Gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero habría ofrecido a EEUU la base de Rota (Andalucía) como sede de mando del Pentágono para África para hacerse perdonar el pecado de la retirada de Irak.

Otro cable pone el acento en supuestas discrepancias internas entre el FMLN y el presidente salvadoreño, Mauricio Funes.

STASI

El portavoz del Ministerio de Economía alemán, Rainer Brüderle, mantiene la comparación que hizo entre Wikileaks y la Stasi, servicio de inteligencia de la República Democrática Alemana (RDA).

denuncia

Una sociedad islandesa que gestiona el pago de donaciones a Wikileaks ha interpuesto una denuncia contra Visa por su decisión de bloquear los pagos a la red. DataCell insta a Visa a «no meterse en política».

Unas denuncias por delitos sexuales con incongruencias

La sospecha de que podríamos estar ante unas denuncias extrañamente fundamentadas no sólo se alimenta por la «casualidad» de que hayan coincidido con la caza del hombre que sufre Assange. Las incongruencias y la extraña conducta de las dos denunciantes, unidas a los datos biográficos de una de ellas, abona aún más la precaución a la hora de criminalizar al fundador de Wikileaks.

Tal y como narraba ayer el diario español «Público», las denunciantes tardaron una semana en formalizar su denuncia e incluso mantuvieron contactos amistosos con su presunto agresor horas después de que presuntamente sucedieran los hechos.

El no uso del preservativo en las relaciones sexuales -en uno de los dos casos porque se rompió- parece estar en el origen de las denuncias.

La identidad de ambas está protegida en la legislación sueca al tratarse de posibles casos de violación. Pero lo que se conoce es que una de ellas es miembro de la Hermandad, una oscura corriente de la socialdemocracia sueca que se reivindica como feminista, cristiana, antiabortista y socialista. Webs como Nación Red se han hecho eco en las últimas horas de sus vínculos con la CIA.

Se da la circunstancia de que cuenta en su blog con una serie de consejos para mujeres engañadas por varones bajo el título de «Siete pasos para la venganza legal».

Finalmente, todo apunta a que fue ella la que convenció a la segunda denunciante a sumarse e interponer la correspondiente denuncia.

El tiempo dará y quitará razones, pero hay bastantes elementos por esclarecer en la historia. GARA

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