«Recibo este premio con mucha satisfacción y generosidad, pero también como un reconocimiento a toda una carrera, a un grupo de investigadores y, ante todo, a personas y a una Universidad que es capaz de generar y transmitir conocimiento de alta calidad a la sociedad». Así responde a la llamada de GARA Maribel Arriortua, quien asegura que la sorpresa no ha sido tanto recibir este galardón, sino «la propuesta de un grupo de personas para presentar mi candidatura». Es la segunda mujer en recibirlo, lo que lleva a la inevitable cuestión de si la investigación científica sigue siendo un mundo de hombres. «La ciencia es de todos y todas», contesta de forma taxativa.

A juicio de esta veterana investigadora «el hecho de que las mujeres hayamos estado menos `bajo los focos' no es exclusivo de la ciencia o de la investigación, sino que es un fenómeno que se ha producido en todos los campos profesionales». En cualquier caso, aventura, «analizando la situación actual de la universidad queda claro que a este tipo de preguntas le quedan los días contados».

En 1992 obtuvo la Cátedra de Cristalografía y Mineralogía. «La cristalografía contempla el estudio del orden por el que los átomos se agrupan en formas concretas para dar lugar a toda la variedad de sustancias sólidas y materiales que conocemos, tanto naturales como sintéticas. Entender este orden, los fenómenos físicos y químicos que lo acompañan, es esencial para comprender las propiedades de la materia y poder avanzar en la búsqueda de nuevos materiales con las propiedades deseadas», explica de una manera divulgativa.

Su campo de trabajo son las ciencias de materiales en su estadio más inicial. «Diseñamos, sintetizamos y caracterizamos nuevos materiales estructurados a nivel molecular con propiedades concretas para aplicaciones concretas», detalla.

Investigación e industria

Su grupo investiga en varias líneas de trabajo, todas ellas conectadas a través del concepto de intercambio de energía. «En el caso de las pilas de combustible -campo en el que trabaja- es muy intuitivo porque éste es un producto que todos conocemos, pero hay otras formas de intercambiar energía a nivel molecular, como, por ejemplo, en la utilización de materiales porosos».

Lo que sí subraya Arriortua es la importancia de crear sinergias entre investigación e industria. «Hace tiempo que el debate de si la investigación se encamina a la obtención de resultados útiles está resuelto. Las personas que investigamos, aunque lo seamos en campos que corresponden a la primera etapa del largo camino que hay que recorrer hasta poner un nuevo producto en el mercado, somos muy conscientes de que nuestro trabajo debe ser útil», considera esta experta, de la que se destaca su capacidad para relacionarse con el sector industrial.

«Soy un producto de la casa»

El Premio Euskadi de Investigación reconoce una dilatada y prolífica trayectoria, que el rector Iñaki Goirizelaia hacía estos días extensible a «toda una generación cuyo aporte ha sido decisivo para que la UPV-EHU haya llegado a ser lo que ahora es».

Unas palabras con las que se mostraba totalmente de acuerdo la propia galardonada, que deja impresa en estas palabras su loable filosofía y compromiso con la universidad vasca: «Desde luego, estoy totalmente de acuerdo con esa opinión, ya que yo me considero un producto de la casa, que se ha formado en la UPV-EHU y que se ha quedado en ella para llevarla para delante, para transmitir esta formación, para hacerla crecer. Ésa ha sido mi filosofía y todos los que me conocen están acostumbrados a oírme decir que yo soy académica, y lo soy en nuestra universidad para hacer país». Sólo por ello ya merece el premio.