GARA > Idatzia > Kultura> Zinema

Josu MONTERO Escritor y crítico

SeptiemBrecht

Agosto y Julio se han desvanecido entre nuestros dedos como si del fugaz sueño de una noche de verano se tratara. Recién finalizada la liturgia de esa virgen de agosto que es también Marijaia -pero Misa al fin y al cabo-, setiembre nos aguarda agazapado aquí mismo, a la vuelta de la esquina, y nos enseña sus colmillos sanguinolentos, porque de repente ya es otoño en los escaparates desconsolados del consumo. Y todo vuelve de nuevo a echarse a rodar. Otra vez, pero quizá de una forma un poco más polvorienta y cansina.

Como husmeando extraños sobresaltos y nuevos vértigos en esta inacabable -cabable cababla- montaña rusa en la que alguien nos ha montado prometiéndonos que subíamos a los amorosos caballitos. Y sigue acelerando. «¿Qué es el asalto a un banco comparado con la fundación de un banco?». Es la pregunta que en 1928 -un año antes del crack de la bolsa de Nueva York, que iría derribando fichas hasta tirar la del ascenso del nazismo en Alemania, y después la de la apocalíptica segunda gran guerra-, decía que es la pregunta que Bertold Brecht puso en labios de ese simpático hijodeputa de Mackie Navaja, protagonista del musical que es «La ópera de los tres reales» o de los cuatro cuartos o centavos o peniques, y que en pleno verano llegó a Madrid de la mano de dos gallegos: el director Quico Cadaval y el actor Luis Tosar, un Mackie de cuya mano paseamos por una civilizada ciudad en la que reina la ambición, la hipocresía, el cinismo, la mezquindad; donde banqueros y hampones y proxenetas son lo mismo, y donde la autoridad está a su servicio. Como afirman los títulos de crédito de algunas pelis cutres: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.