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El consejero de Interior debe dar explicaciones

La actuación que protagonizaron el pasado fin de semana agentes de la Ertzaintza y de la Policía Municipal dentro y fuera del gaztetxe de Gasteiz constituye, a tenor del relato que hicieron ayer los afectados, uno de los ataques más graves contra un proyecto que ha estado siempre en el punto de mira de las instituciones locales pero que, al mismo tiempo, cuenta con el respaldo de la gente del barrio y del movimiento social y asociativo de la ciudad. Los datos que ofrecieron los representantes de la gazte asanblada y las pruebas gráficas que expusieron fueron muy elocuentes. No es, además, el único gaztetxe que está siendo objeto del acoso institucional en Euskal Herria, ahí está el ejemplo de Kukutza, en Bilbo, y de varios otros locales igualmente en peligro, lo que demuestra que este tipo de iniciativas siguen siendo vistas como objetivo a batir por algunos mandatarios.

Con todo, y siendo en sí mismo un hecho denunciable, más aún viendo el número de heridos y la entidad de sus lesiones, la gravedad de esta actuación va más allá del ataque al gaztetxe y a quienes lo disfrutan. Y es que la violencia empleada por ertzainas y policías locales, y el uso que hicieron de expresiones amenazantes y provocadoras, como las relativas a que ellos no están en tregua, son muy preocupantes. ¿Qué pretendían? ¿Qué buscaban entrando en el gaztetxe con tal violencia y persiguiendo a decenas de jóvenes hasta el mismo centro de la ciudad? Precisamente, cuando hemos asistido al verano más tranquilo de los últimos años.

La nota del Departamento de Interior -remitida tres días después y como respuesta a la comparecencia del gaztetxe- no da ninguna explicación y se limita a confirmar las imputaciones. Los máximos responsables de la Ertzaintza y de la Policía Municipal deben comparecer para informar de lo ocurrido. Rodolfo Ares debe explicar si esos ertzainas actuaron por su cuenta, y en ese caso depurar responsabilidades, o si seguían órdenes. Porque este tipo de actuaciones son inadmisibles, más cuando este país trabaja para entrar en un escenario en el que todo tipo de violencias sean cosa del pasado. A pesar del empecinamiento de algunos uniformados.

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