Dos días después del descalabro electoral en los comicios autonómicos de noviembre del año pasado, el presidente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y candidato del partido en aquellas elecciones, Joan Puigcercós, dejaba su cargo a disposición del partido. Esquerra, parte de los dos anteriores gobiernos de la Generalitat, pasó de tener 21 diputados en el Parlament a conseguir tan solo 10, pasando a ser la quinta fuerza parlamentaria del Principat.

Comenzó entonces un proceso de renovación que hoy tendrá su punto final, al menos en la cúpula del partido, con el nombramiento de Oriol Junqueras como nuevo presidente del partido. Pero no toda la renovación está atada. Pese a que no ha tenido opositores en la pugna por la dirección del partido, el eurodiputado no ha podido imponer a su candidato -el escritor Alfred Bosch- para las elecciones generales del 20 de noviembre. El aún secretario general y portavoz en Madrid, Joan Ridao, no quiere ceder todos los puestos a la nueva dirección y ha insistido en repetir como cabeza de lista para las generales. La decisión está en manos de los militantes, que hoy elegirán entre los dos candidatos.

Vía libre hasta la cúpula

Tras el varapalo en las autonómicas, ERC -igual que el PSC-, pospuso su urgente congreso para después las municipales del 22 de mayo, con el fin de preservar la unidad del partido. Los resultados de aquellos comicios, en los que consiguieron el 8,98% de los votos, no hicieron sino confirmar la necesidad de cambio. Uno de los mejor situados era Oriol Junqueras, que como eurodiputado había quedado al margen de la actuación del partido en el anterior Tripartit. Además, Junqueras tenía a su favor haber salvado la Alcaldía de Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), el Ayuntamiento más grande en manos republicanas.

A finales de junio, la candidatura de este historiador se hizo oficial y a los pocos días, la dirección saliente, con Puigcercós a la cabeza, le daba la bendición. El ex senador Carles Bonet fue el único que quiso plantar cara al eurodiputado, pero no consiguió el 5% de los votos de la militancia, que hubiesen condenado al partido a unas primarias.

Junqueras se encontró, por lo tanto, con la vía libre hacia la Presidencia del partido, con muy pocas opiniones en su contra. Su discurso, que en las próximas semanas tendrá que acabar de definirse, aboga por recuperar la esencia del partido y buscar un proyecto propio. En definitiva, un borrón y cuenta nueva sobre los últimos años del Tripartit, en el que quedaron totalmente desdibujados sus proyectos, tanto nacional como social.

Ridao no claudica

El adelanto electoral, sin embargo, ha acelerado todo el proceso y ha obligado a acortar los tiempos del cambio. Esta vez, a diferencia del PSC, los republicanos han decidido no postergar más el congreso y oficializar lo que ya es una realidad en la práctica: el liderazgo de Junqueras. Todos los dirigentes de la dirección anterior tienen asumido el cambio; todos excepto Joan Ridao. Al menos así parece, ya que el portavoz de ERC en el Congreso no quiere renunciar a encabezar la lista del 20-N.

Ridao ha reivindicado el papel del grupo parlamentario en Madrid y ha sugerido que Alfred Bosch, el candidato de la nueva dirección, sea el cabeza de lista al Senado, dejándole repetir a él en la Cámara Baja. Junqueras fue tajante: O Bosch o primarias. De esta manera, y aprovechando el congreso del partido, los militantes deberán escoger hoy al cabeza de lista para las generales.

Frente a la dilatada carrera política de Ridao, Alfred Bosch se presenta como un candidato más cercano al militante y a la calle. La figura de este escritor e historiador barcelonés de 50 años, virgen todavía en el mundo de la política, saltó a la palestra durante la celebración del referéndum por la independencia en Barcelona, donde fue el portavoz de Barcelona Decideix, la plataforma convocante.

Igual que Junqueras en su carrera hacia la cúpula de la formación, Bosch también ha recogido el apoyo de buena parte de antiguos dirigentes del partido y el ambiente parece propicio para que resulte vencedor en las primarias. También juega a su favor el que partidos como Solidaritat y Reagrupament hayan insinuado estar dispuestos a una coalición para el 20-N, siempre que el escritor sea el candidato. Sin embargo, los galones de Ridao, que no ha tenido problemas para recoger los avales suficientes, aún tienen peso. La decisión está en las manos de 7.700 militantes.