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DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Números y oportunidades aún por equilibrar

La crisis económica y, por consiguiente, las cifras se han infiltrado en la vida de las personas. Estos elementos son el pan de cada día para Nuria López de Guereñu, secretaria general de Confebask; Pazis García, responsable de servicios jurídicos de LAB; Arantza Tellería, directora de supervisión de la Bolsa de Bilbo y Ainara Arsuaga, consejera de Kutxabank. Cuatro mujeres que nos hablan de la mujer en el mundo laboral.

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Oihane LARRETXEA

La coyuntura económica actual ha supuesto una cadena de ajustes y, por lo tanto, de cambios. Hoy, de nuevo 8 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Mujer y con él, una serie de revindicaciones, la mayoría de ellas ligadas a los derechos laborales, toman la calle y los medios de comunicación. Con esta jornada como telón de fondo, las cuatro mujeres anteriormente presentadas hablan con GARA de la situación económica, del papel de la mujer, de las oportunidades profesionales o de las mermas que este contexto provoca en los derechos y vida laborales de la mujer. La conciliación y la necesidad de equilibrar las tareas domésticas no pasan de largo.

Para la eibartarra López de Guereñu, que el 1 de enero del pasado año se convirtió en la primera mujer en acceder a la Secretaría General de Confebask, la crisis económica «se está alargando mucho en el tiempo», un extremo que a su juicio deja en evidencia que «no es una crisis, sino un cambio de etapa, de época». Y advierte de que acabar con esta coyuntura «no va a suponer volver a la situación en la que nos encontrábamos en 2007». En este punto sugiere que «todas las personas y colectivos, agentes sociales, económicos... tengamos que hacer nuestra propia reflexión de cómo nos situamos en ese futuro que ya está aquí».

Preguntada por el papel que la mujer ha de desempeñar en ese escenario, añade que «todos los talentos son necesarios para acertar en las apuestas que vayamos a hacer, y es más necesario que nunca no renunciar a nadie, ni a ninguna idea, ni a ninguna posibilidad de aportación». Por eso, considera que la participación de ellas es imprescindible, porque «es incorporar al 100% de la población», de manera que no «desperdiciemos la mitad de lo que puede aportar la población», pues recuerda que las mujeres representan alrededor de la mitad de la población mundial.

Los recortes y reformas, no obstante, han traído despidos, así que las oportunidades para poder demostrar el potencial de cada persona también han disminuido. En esta línea se pronuncia la abogada Pazis García, responsable de Formación y Servicios Jurídicos de LAB, sindicato desde donde cada día tramita denuncias tanto de trabajadores como de trabajadoras.

Respecto a estas, comenta que «cuando estalló la crisis el punto de partida era de desigualdad entre hombres y mujeres. La tasa de desempleo era del 14% entre las mujeres frente al 10% de los hombres, y esto teniendo en cuenta que la población activa de las mujeres es menor». Además, recuerda que la temporalidad es de un 26% entre ellas, y de un 20% entre ellos. «Las fórmulas residuales de trabajo, como son los contratos a tiempo parcial, son de mujeres en un 82%», puntualiza.

Con el paso del tiempo se van limando las diferencias entre ambos sexos, pero todavía hoy trabajadoras acuden a LAB para denunciar las situaciones que padecen en sus empresas, más aún en época de crisis. El perfil responde a una mujer que ronda los 30 años y que, a pesar de estar «profesionalmente muy preparadas, tienen trabajos muy precarios y, por lo tanto, sueldos muy bajos».

Las denuncias, en la mayoría de los casos, hacen referencia al «miedo a comunicar el embarazo y las situaciones de riesgo que pueden presentarse durante el embarazo y que no son contempladas por la empresa». Las diferencias salariales, la falta de promoción y el acoso laboral completan la lista. En este último punto, García asevera que existen muchos más casos de los que se denuncian debido a la dificultad que hay para probar los hechos.

Responsabilidades domésticas

Paralelamente a la situación de crisis analizada por López de Guereñu y García, la realidad demuestra que cada vez es más habitual ver a una mujer en un puesto de trabajo desempeñado tradicionalmente por un hombre, como, por ejemplo, en puestos de dirección o gerencia. Ainara Arsuaga es, además de profesora en la UPV-EHU, una de los quince consejeros de la recién formada Kutxabank, donde de los 15 miembros 3 son mujeres. «Cada vez hay más mujeres en el mundo laboral y creo que conseguiremos el equilibrio, pero para eso va a hacer falta tiempo», opina. Asegura desconocer el procedimiento de selección de los miembros del Consejo de Administración, pero añade que en Kutxabank «hay sensibilidad por la paridad» y que «se darán pasos en esa dirección».

Si bien la presencia de mujeres no es algo extraordinario en los distintos departamentos que conforman la Bolsa de Bilbo, no ocurre lo mismo con su dirección. Arantza Tellería comenzó a trabajar en la Bolsa vizcaína en 1990, y actualmente es directora de supervisión y operatoria bursátil, un cargo al que llegó «a base de trabajo y responsabilidad».

En estos casos, que son aún minoritarios, para López de Guereñu es muy importante la «visualización»; es decir, que las jóvenes que tienen que decidir por dónde quieren encaminar sus estudios asimilen que «todas las posibilidades están abiertas (...), que se vean capaces de llegar y que vean que pueden luchar por ello. Es decir, que no lo asimilen como un ámbito cerrado».

En el transcurso de la conversación con cada una de ellas sale a relucir el tema de la maternidad, la conciliación y la obligatoriedad de tomar decisiones personales. Para la secretaria general de Confebask el mayor problema «no es la propia incorporación de la mujer al mundo profesional, sino la no incorporación del hombre al mundo doméstico». La responsabilidad recae sobre ellas casi de manera automática, pero se preguntan «por qué tiene que ser así». Tellería cree que «lo ideal es poder elegir», porque la decisión de hacerse cargo de la casa es igual de respetable que optar por desarrollar la carrera profesional.

López de Guereñu indica que «hay que buscar alternativas». «Buena parte de los retos a los que nos enfrentamos tienen que ver con esto», opina, al tiempo que aboga por tomar en cuenta los cambios que actualmente se han producido en los modelos de familia: «el papel de la mujer ha sido fundamental porque ha sido el sustento de toda una serie de tareas que ahora empiezan a no tener tan claro el responsable. Hay que pensar todo un modelo social».

García, por su parte, advierte de que «en la medida que sobre ellas siga recayendo la responsabilidad de conciliar el trabajo con la carga familiar, eso deja en agua de borrajas los escasos derechos de conciliación».

Echando la vista atrás, Arsuaga recuerda la situación de las generaciones precedentes, mencionando a las abuelas y a las madres. «Se han dado pasos, sí, pero no son suficientes -subraya-, y habrá que hacer mucho más para que nuestras hijas puedan conseguir lo que quieran. Lo que sí tengo claro es que tenemos que enseñarles a ser felices, en puestos de alta, mediana o más baja responsabilidad, pero felices», concluye pensando en la generaciones venideras.

La conciliación, una fórmula tan difícil como necesaria para una vida plena

El hecho de que aún hoy sea mayoritariamente la mujer la responsable del hogar y del cuidado de los niños -en caso de haberlos- hace que al pronunciar la palabra «conciliación» se piense de manera inconsciente en ellas. Esto, unido a la maternidad, una decisión que en la mayoría de los casos es cosa de dos, son dos extremos que condicionan la trayectoria profesional de la madre. López de Guereñu y Tellería remarcan que es cuestión de prioridades y de decisiones personales, por eso consideran que no deben verse como obstáculos para que la mujer desarrolle su profesión. Defienden la conciliación de los dos miembros de la pareja y recuerdan que los hombres se han perdido etapas importantes en la vida de sus hijos. Por ello, el equilibrio entre ambos sexos ayudaría a cambiar también esta situación. O.L.

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