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Rescatan un cadáver en las aguas del río Bidasoa, cerca de Irun

Un particular avistó ayer un cadáver en el río Bidasoa, a la altura de Irun. La Ertzaintza afirmó que no presentaba signos de violencia e identificó el cuerpo, aunque no ofreció detalles al respecto.


GARA | DONOSTIA

El cadáver de un hombre de mediana edad, que no presentaba signos de violencia, fue recuperado ayer de aguas del río Bidasoa a su paso por la localidad guipuzcoana de Irun, según informó el Departamento de Interior de Lakua.

Minutos antes de las 8.00 de la mañana, un particular alertó a la Ertzaintza de la posible presencia de un cuerpo flotando en el río, en una zona próxima a la calle Darío de Regoyos de Irun. Tras recibir el aviso, se desplazaron hasta el lugar efectivos de la Policía autonómica y una embarcación de la Cruz Roja.

El cadáver fue sacado del agua y sobre las 10.00, después de recibir la autorización judicial, fue trasladado al Servicio de Patología Forense de Donostia, donde se realizó la autopsia.

El cuerpo, que fue identificado aunque no trascendieron más datos al respecto, es de un vecino de la comarca del Bidasoa, cuya desaparición no había sido denunciada, según indicaron fuentes de la Ertzaintza a GARA. Por el momento, no se han dado a conocer las causas del fallecimiento.

Rescate en Tximistarri

Por otro lado, un helicóptero de la Ertzaintza rescató ayer a un hombre que sufrió una caída cuando se encontraba pescando en las rocas de una cala en la zona de Tximistarri, en la costa donostiarra, según informó el Departamento de Interior de Lakua.

Para su rescate, se movilizaron a patrullas de la Ertzaintza y servicios sanitarios, todo ello tras recibir el aviso de un particular sobre las 12.00 del mediodía.

Debido a la dificultad del terreno, el rescate del pescador se llevó a cabo por helicóptero. Este lo trasladó a las instalaciones de los bomberos y, desde allí, una ambulancia lo evacuó a un centro sanitario, ya que presentaba una posible fractura en una pierna.

336 muertos

Durango se convirtió, aquel 31 de marzo de 1937, en escenario del primer bombardeo civil de la historia. El ataque dejó un escenario dantesco, con centenares de heridos y 336 muertos.

 

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