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El cambio de ciclo marca un Aberri Eguna que se ha ganado el calificativo de «histórico»

Euskal Herria celebra hoy el Aberri Eguna, día de movilización, reafirmación nacional y reivindicación de un futuro en libertad. Y lo hace en un momento especial, caracterizado por el tránsito entre diferentes ciclos políticos y la esperanza depositada en la sociedad vasca de que, esta vez sí, el final del camino certifique la existencia de una nación independiente en Europa. No es la primera vez que un Aberri Eguna se celebra en un contexto que en su momento fue calificado de «histórico» y que, en algunos casos, con el tiempo se ha hecho acreedor de este calificativo. La historia reciente de Euskal Herria ha sido convulsa y muchas citas como la de hoy se mantienen grabadas en la retina de este pueblo. Aunque no solo recordamos la historia más cercana; esta edición viene marcada también por la conmemoración de los 500 años de la conquista de Nafarroa y el 75 aniversario del bombardeo de Gernika, símbolo universal de las barbaridades del fascismo y de la inmensa crueldad de la guerra.

Con todo, el anuncio de cese definitivo de la actividad armada de ETA y el proceso abierto para alcanzar un escenario de democracia y paz, concede a este Aberri Eguna un carácter extraordinario, que tendrá reflejo en las declaraciones que a lo largo de toda la jornada hagan los diferentes portavoces políticos, tanto quienes celebran la fecha como quienes, sin hacerlo, no desaprovechan la oportunidad de difundir su mensaje en los medios.

Probablemente, uno de los ejemplos más nítidos de que estamos enfilando un nuevo tiempo es la confluencia de cinco fuerzas políticas hoy en las calles de Iruñea, ciudad que volverá a ser escenario de una movilización nacional con motivo del día de la patria vasca. Igual que sucedió ayer en Donazaharre, Abertzaleen Batasuna, Alternatiba, Aralar, Eusko Alkartasuna y la izquierda abertzale caminarán junto a miles de independentistas para avanzar hacia la consecución de un estado propio, que no tenga ataduras de ningún tipo. Un estado que pueda desarrollarse con todo su potencial político, cultural y también económico, superando el lastre que le supone a este pueblo la dependencia obligada respecto a los estados español y francés, tal como está dejando de manifiesto la crisis. Garbiñe Bueno, integrante de la red Independentistak, organizadora de los actos de Iruñea, afirmaba el viernes pasado en estas páginas que Euskal Herria tiene razones de sobra para reclamar su independencia, valoración que es compartida por un número cada vez mayor de ciudadanos y ciudadanas vascas.

Y si el Aberri Eguna recupera Iruñea como gran escenario de reivindicación independentista, el PNV vuelve a convocar a sus fieles a la Plaza Nueva de Bilbo. En la presentación del acto, el jueves, la formación jeltzale reivindicó «soberanía plena en pie de igualdad», aunque quienes atiendan al discurso de Iñigo Urkullu este mediodía buscarán algún guiño en clave interna y, sobre todo, electoral. Con la brecha abierta en el proceso de renovación de la ejecutiva alavesa aún reciente, los jelkides tienen todas sus miradas puestas en los comicios autonómicos y en la elección de su candidato. El presidente del EBB aparece en todas las quinielas y, aunque hoy «no toque», no podrá evitar que todo el mundo sitúe su intervención en un escenario de precampaña.

Exclusión en Gasteiz, futuro en Sara-Lesaka

No solo el PNV tiene cuestiones internas por resolver. Paradójicamente, el ambiente unitario que acompaña a la celebración del Aberri Eguna en Iruñea no tiene nada que ver con el que se está viviendo en el seno de Aralar. La apuesta por el trabajo en común entre las formaciones soberanistas de izquierda que la gran mayoría de esa formación defiende tiene también cualificados detractores, entre ellos tres de los cuatro parlamentarios con los que cuenta en Gasteiz. Y la polémica abierta con motivo de la ponencia «sobre convivencia y paz» ha sido el detonante que ha hecho explotar una crisis que, de momento, se ha saldado con la «autoexclusión» de Aintzane Ezenarro, Mikel Basabe y Oxel Erostarbe. Tanto en el fondo, al actuar en contra de lo que había fijado su partido y aprobar una ponencia diseñada a la medida de PP y PSE, como en las formas, negándose a acudir a la reunión a la que habían sido citados mientras encadenaban entrevistas en los medios, los electos han escenificado su desacuerdo con el rumbo de Aralar de la forma más dolorosa posible para sus compañeros, para regocijo de quienes mantienen una actitud excluyente y una oposición frontal al proceso de solución. Ahora, resta por ver si atienden a la petición de devolución de sus cargos o se aferran a ellos hasta el final de la legislatura.

Y mientras en Gasteiz tres parlamentarios deben decidir si se quedan o se marchan, miles de jóvenes han marchado bajo la lluvia entre Sara y Lesaka en una nueva muestra de la vitalidad del movimiento juvenil de Euskal Herria, cuyo ánimo no entiende de inclemencias. En las últimas semanas la juventud vasca han recobrado el protagonismo que tantas veces le han querido arrebatar a golpe de represión y cárcel. Su determinación es la mejor garantía de un futuro en libertad.

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