Estarán a más de dos mil kilómetros de distancia del derbi, pero en cuanto finalicen su compromiso contra el Rocasa, se ducharán lo más rápido posible e intentarán ver los últimos minutos del encuentro. Para ellas, el envite entre las dos escuadras navarras tiene un componente especial que trasciende lo meramente deportivo y entra de lleno en el ámbito de los sentimientos. Tras compartir dos temporadas de batallas deportivas y títulos, mañana no coincidirán en sus preferencias. Después de todo, el amor -dicen- es la fuerza más poderosa que hay.

El apretado calendario liguero -si ganan en Telde estarán a solo un partido de proclamarse campeonas por cuarta vez consecutiva- les impedirá estar animando in situ a sus parejas, pero lo harán desde la distancia. Siempre de buen rollo e incluso fumando con antelación la pipa de la paz de una igualada, como ocurrió en la primera vuelta, que deje contentos a todos. «Es difícil vaticinar un pronóstico porque creo que va a ser un partido lo más parecido a una montaña rusa -augura Carmen Martín-, con muchas alternancias». «Un empate sería lo ideal, pero creo que va a ganar Anaitasuna porque San Antonio no se juega nada», barre para casa la gallega.

No está de acuerdo su compañera. «Es cierto que los dos equipos llegan prácticamente salvados a la cita, pero sigue habiendo mucha rivalidad y ganas, seguro que ambos van a luchar al máximo para conseguir los puntos», apunta la almeriense. Sea como fuere, la realidad es que este tipo de partidos se viven con una especial intensidad en los días previos. «Lo llevamos bien porque todos estamos metidos en el mismo ajo y es importante ser también deportista, sobre todo a la hora de entender a tu pareja, respetar tus rituales y costumbres, saber que son momentos en los que se está más nervioso», explica Begoña Fernández.

Un apoyo muy valioso, sobre todo por los especiales momentos que viven ahora mismo cada una de sus parejas. En el caso de Carmen Martín, por la complicada coyuntura económica de los jugadores antonianos, que se están planteando la posibilidad de realizar una huelga. «Están en una situación crítica, pero no creo que cuando llegue el partido estén pensando en el dinero, sino en el rival que tienen enfrente. Un deportista siempre es ambicioso y más en un encuentro como este», asegura la andaluza.

En lo que se refiere a Begoña Fernández, le ha tocado la tarea de animar a Paco López, lesionado desde hace unas semanas en su tobillo y que faltará a la cita. «Está fastidiado porque este tipo de encuentros le gusta a todo el mundo jugarlos y tenía muchas ganas de ayudar al equipo, pero es ley de vida y los deportistas estamos acostumbrados a lo bueno y a lo malo», resalta la viguesa.

Lo peor, la distancia

Dedicándose los cuatro a la misma profesión, lo normal es que gran parte de su vida gire en torno al balonmano... y también sus relaciones de pareja. «Igual a veces somos un poco repetitivos con el mismo tema, es inevitable, pero entendemos perfectamente cuando llega un punto en el que te puede agobiar. Sabemos dejarlo en el momento adecuado y optamos por hablar de otras cosas cotidianas», comenta Carmen Martín. «Se intenta hablar lo mínimo de balonmano, pero pasas muchos momentos de tensión y altibajos, esas sensaciones acaban saliendo. En cualquier caso, somos afortuna- dos con lo que hacemos», confiesa Begoña Fernández.

Lo peor que se lleva en este caso son los viajes, pues en los últimos años a Itxako le ha tocado desplazarse mucho debido a su gran trayectoria europea. «Sí, pasamos mucho tiempo fuera, por eso necesitamos una persona que comprenda lo que hacemos», indica Carmen Martín, cuyo próximo destino suena el Krim esloveno. «En mi caso, la distancia a diario no la llevaría bien», matiza Begoña Fernández.