La izquierda abertzale, EA, Alternatiba y Aralar dieron a conocer ayer, coincidiendo con la jornada del Primero de Mayo -aunque será presentada públicamente el próximo domingo en el Labrit- su propuesta socioeconómica, con la que pretenden no solo hacer frente a la crisis y sus consecuencias, sino también diseñar el futuro marco económico y social de este pueblo. Y como clave de su propuesta, estas cuatro fuerzas políticas han acordado situar la soberanía, estadio imprescindible para que las ciudadanas y ciudadanos vascos podamos organizar nuestro país y su economía en función de nuestras propias necesidades.

Entienden que Euskal Herria no necesita la soberanía solo para garantizar su viabilidad política y cultural, su proyecto de nación, sino también para ofrecer a sus habitantes un modelo de sociedad propio, distinto al que nos ha abocado a un escenario en el que el desigual reparto de la riqueza y la situación de precariedad de amplias capas de la ciudadanía son la norma. Asimismo, en un contexto en el que cada vez más decisiones se toman en instancias globales, alejadas y extrañas respecto al lugar en el que se aplican, tener voz propia en el escenario internacional resulta necesario para defender los intereses propios y no sucumbir a los ajenos.

En cualquier caso, siendo objetivo primordial y eje vertebrador de esta propuesta, la soberanía no es su estación término, sino más bien un punto de partida a partir del cual empezar a construir un nuevo modelo. Porque la soberanía es una herramienta poderosa para cualquier país, pero puede utilizarse de forma correcta o equivocada. En este caso, debería servir para, entre otros objetivos, establecer un reparto equitativo de la riqueza, garantizar los derechos laborales y sociales, y articular un modelo económico sostenible y respetuoso con la naturaleza. Porque Euskal Herria debe aspirar a formar parte del concierto de estados del mundo, pero además puede y debe ser referencia en el camino hacia un modelo económico más justo y solidario.