GARA > Idatzia > Ekonomia

Carmelo RODRIGO I Analista bursátil

Paisaje tras la tormenta

Acabamos de cerrar un año especialmente complicado, en el que términos como rescate, prima de riesgo, paro, déficit, morosidad o desahucio se han convertido en compañeros de las conversaciones cotidianas. Los datos de coyuntura macroeconómica han acelerado su deterioro y el panorama general en la calle es bastante desolador. Las medidas impuestas por Alemania, vía Bruselas, en el sentido de primar el ajuste sobre el crecimiento, no olvidemos que el Gobierno español carece de autonomía para adoptar decisiones marco, ya desde mayo de 2010, han acarreado un incremento de la presión fiscal y una disminución del gasto público, generadores de caída de consumo privado y desempleo, respectivamente. Esta delicada situación en la que se ve envuelto el país ha tenido su reflejo palmario en la prima de riesgo, obligando al Estado a endeudarse, en ocasiones, a precios intolerables, y en los mercados bursátiles, donde el Ibex 35 ha liquidado el curso con saldo negativo.

Y parece ser que lo peor, al menos en la economía real, está por venir. Al inevitable círculo vicioso en el que está inmerso el entramado económico -ausencia de crédito, imposibilidad de inversión y desplome del consumo- que afecta de hoz y coz al tejido empresarial privado, hay que añadir las dos reformas de calado que quedan por realizar, generadoras de más desempleo aún: el sistema financiero y las Administraciones Públicas.

Oteando el horizonte, ser cauto en cualquier estimación es un objetivo inevitable. Para la Bolsa, entiendo que un rescate soberano, abierto o disfrazado, emitiría señales positivas a la inversión y sería el detonante de una recuperación en las cotizaciones, conformando un buen 2013 en la Renta Variable. A ello ayudaría la caída especulativa en el mercado de Deuda y la relajación consiguiente de la prima de riesgo. Nos toca a cada uno lidiar en un entorno excesivamente difícil, pero no queda otro remedio. Un viejo dicho de la gente del mar asegura que el pesimista siempre se queja del tiempo, el optimista dice que mejorará y el realista no dice nada y ajusta las velas. Ustedes mismos.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo