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El dilema Mendilibar

La directiva de Osasuna encara la próxima semana una de sus decisiones más difíciles. Tiene un compromiso con el entrenador, pero la mala temporada siembra dudas y ha abierto una amplia reflexión entre la afición y la propia dirección del club. Un debate sosegado y exclusivamente deportivo, dado que ni partidarios ni detractores ponen en duda la honestidad y la implicación del de Zaldibar. GARA ha reunido los argumentos a favor y en contra.

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10 razones para el SÍ | por Natxo MATXIN

1. Ha cumplido los objetivos. A José Luis Mendilibar se le encomendó en un principio la complicada tarea de enderezar la errática marcha del equipo en la última fase de la era Camacho y posteriormente conseguir lo que en el club rojillo siempre se ha considerado su Champions: la permanencia. Con mayor o menor holgura, ha logrado que la escuadra navarra se mantenga en la máxima categoría, no sin tener que afrontar muchos cambios anuales en la plantilla, sobre todo por la marcha de hombres importantes.

2. Integrado en la filosofía rojilla. Tal y como se destacó en su presentación a mediados de febrero de 2011, el técnico vizcaino ha encajado como un guante en la filosofía y forma de trabajo diario de la entidad rojilla, bien diferente a la estela que dejó su predecesor en el banquillo osasunista. Esta circunstancia ha permitido afrontar los momentos de dificultad, que ha habido unos cuantos, con una sensación de unidad -los jugadores siempre han manifestado estar al cien por cien con el míster- dentro del seno del vestuario, lo que ha redundado en la superación de esas situaciones de apuro.

3. Seguridad en sí mismo y conocimiento del vestuario. Un aspecto importante para confirmar su renovación por un año más es que el zaldibartarra se ve con la confianza suficiente, y así lo manifestó a la conclusión de la victoria contra el Sevilla, como para seguir gobernando la nave rojilla, pese a ser consciente de que su futura labor se mirará con lupa. Su conocimiento del vestuario -ha sabido motivar a sus pupilos en los momentos más delicados- le da ventaja respecto a cualquier otro contrincante, que necesitará un tiempo para ponerse al día.

4. Continuidad y estabilidad. Guste o no, Mendilibar encarna ahora mismo la bandera de la continuidad, pero también la de la estabilidad, tan necesaria en un conjunto que está al filo de la navaja casi todos los años y que tiene mucho en juego en la 2013-2014. No solo la posibilidad de batir su mejor marca jugando de manera consecutiva en Primera, sino también acometer, estando al más alto nivel, las exigencias que la UEFA va a imponer en materia económica a partir del próximo año, las cuales pueden ser favorables a los intereses rojillos para estar mejor posicionados en el mercado futbolístico.

5. Profesionalidad por encima de todo. Independientemente de que puedan gustar más o menos las formas y algunas de las decisiones que haya podido adoptar durante estos algo más de dos años, lo que está fuera de toda duda es su profesionalidad, aportando una considerable carga de trabajo diario en pro de la consecución de los objetivos. Un perfil muy necesario para contagiar ese mismo esfuerzo a una plantilla que cada temporada se ve obligada a suplir con sudor su menor calidad respecto a otras rivales.

6.Sobreponerse a las ausencias. No es un secreto que uno de los mayores problemas con los que ha tenido que lidiar Osasuna en la 2012-2013 ha sido la falta de acierto de cara al marco contrario. Consciente de las limitaciones económicas de la entidad rojilla, el zaldibartarra no es responsable de que en verano se le marchasen nada menos que 25 goles, con el regreso de Raúl García al Atlético, la venta de Ibrahima al Kuban Krasnodar y la no renovación de Javad Nekounam.

7.Un nivel de exigencia especial. Mendilibar se exige y exige por igual a sus jugadores, no solo en lo que se refiere a los partidos oficiales, sino también en los entrenamientos que, con su presencia, han ganado en mucha intensidad. No parece casualidad que el cuadro rojillo haya llegado en tan buen momento físico -mérito de la planificación del staff técnico- al final de la presente campaña, algo que ha resultado fundamental para conseguir las dos últimas victorias.

8. A un paso de la Europa League. Quizás a los más despistados se les haya olvidado que hace apenas un año Mendilibar estuvo a punto de conseguir la cuarta clasificación europea de la escuadra navarra, dejando patente que con un plantel de más kilates y la suficiente confianza para trabajar con tranquilidad se pueden conseguir resultados notables. No parece que sus métodos y conocimientos futbolísticos hayan decrecido tanto de una temporada para otra como para tomar la decisión de prescindir de sus servicios.

9. Compromiso adquirido por el club. El todavía preparador rojillo cumplió, por partida doble, con los compromisos de rebajarse el sueldo ante la actual coyuntura de crisis económica y con el de mantener en Primera al equipo. Y ahora es al club al que le corresponde satisfacer su parte del acuerdo, con el agravante de que, de no hacerlo, va a suponer una carga económica añadida para las arcas rojillas, lo que no encaja precisamente con una meticulosa gestión, más acorde a los nuevos tiempos.

10. Sin la confianza de un proyecto a más largo plazo. Otro de los hándicaps a los que ha tenido que hacer frente Mendilibar es la inmediatez de las metas que se le han exigido conseguir, sin que ello haya supuesto ninguna queja por su parte. A diferencia de anteriores inquilinos en el banco rojillo, nunca se le ha propuesto liderar un proyecto a medio-largo plazo como para conformar un grupo similar al que hizo historia en la 2005-06. Hay que recordar que Javier Aguirre contó con cuatro años para conseguir ese objetivo.

10 razones para el NO | por Ramón SOLA

1.Los resultados mandan. Decir que Mendilibar ha cumplido los objetivos supone desatender a los datos. Su puntuación ha sido la peor de esta etapa de Primera salvo que gane en el Bernabéu (39 puntos frente a los 42 que marcaban el suelo hasta ahora en estos trece años). También es peor el número de goles, y con diferencia (la anotación más baja en este periodo era de 37 y este año van solo 31). La permanencia únicamente ha sido fruto de los errores ajenos, no de los aciertos propios.

2.Estilo previsible y extenuante. Mendilibar se lo ha jugado todo a su esquema habitual, basado en la presión arriba y la defensa adelantada, sin intentar otras variantes. Ha resultado evidente que equipos como Espanyol o Granada le han tomado la matrícula en la segunda vuelta con un juego basado en balones largos y en el repliegue defensivo, y que entonces Mendi no ha tenido plan B. Además, la intensidad extrema en la presión que impone ha dejado fundidos a jugadores como Armenteros, Nino, De las Cuevas o Kike Sola, que debían ser los resolutivos. No parece casual tampoco que se hayan perdido tantos puntos en el descuento (dos en Mallorca, dos en Getafe, uno en Málaga); el equipo llegaba exhausto.

3.Agresividad, ¿solo en Tajonar? Nadie duda de la agresividad que imprime Mendilibar a los entrenamentos en Tajonar, y que de hecho ha dejado constantes rifirrafes entre los jugadores, pero resulta un misterio que ese espíritu pocas veces se traslade al campo, a los partidos reales y no los simulados. En Valencia, en Granada y en varios partidos de casa Osasuna se ha dejado cuando el marcador se ponía en contra.

4.En casa, un horror. En un equipo que históricamente ha basado su fuerza en El Sadar, los partidos de casa de esta temporada han sido un suplicio. Las carencias en la creación quedaron muy claras ante la Real Sociedad en la segunda parte, cuando los donostiarras decidieron esperar en su campo y Osasuna movió y movió el balón sin hallar profundidad alguna. Ha acabado marcando apenas 15 goles en Iruñea (uno menos que fuera), lo que significa no alcanzar siquiera un tanto por partido. La grada ha cantado poco gol y ha bostezado mucho.

5.Extravagancias en la alineación. La introducción siempre de un jugador absolutamente inesperado en el once titular es norma habitual en el de Zaldibar, ya sea para despistar al contrario o para tener enchufada a toda la plantilla. El caso es que la mayor parte de las veces ha terminado en rotundo fracaso. Solo por citar las dos más recientes, la entrada de Masoud ante el Sevilla o la de Timor en Valencia. En el otro lado de la moneda, nadie acaba de entender por qué Alvaro Cejudo ha estado tan relegado. El partido ante el Sevilla resumió esta contradicción. La opción lógica para la mayoría era Cejudo, pero Mendilibar escogió a Masoud. En la segunda parte tuvo que retirar al iraní y fue el cordobés quien anotó el 2-1.

6.Inestabilidad del medio centro. Se suma a lo anterior. La zona más inestabilizada por Mendilibar ha sido precisamente la que más continuidad precisa: el doble pivote. Osasuna ha consumido los diez últimos años prácticamente con dos parejas fijas, inamovibles: Puñal-Pablo García primero y Puñal-Nekounam después. Sin embargo, este año hasta siete jugadores han pasado por ahí en todo tipo de combinaciones: Annan, Lolo, Puñal, Oier, Raoul Loé, Silva y Timor. La temporada ha acabado y todavía nadie sabría decir quiénes formaban la dupla titular.

7.Falta de exigencia a la directiva. Es verdad que Osasuna juega en márgenes muy estrechos por sus escasos recursos, pero el entrenador también debe hacerse valer. Algunas de las marchas de jugadores eran inevitables, pero otras quizás se pudieron frenar. Sobre todo la de Ibrahima, que hubiera sido un puntal de este equipo por capacidad goleadora, implicación, juventud, conexión con la grada... Mendi se conformó con dos apuestas personales que, además, han sido fallidas: Llorente ha aportado muy poco y Sisi tampoco despuntó precisamente hasta su lesión. Con los fichajes de invierno, Gato Silva y De las Cuevas, la mejoría ha sido evidente (24 puntos en la segunda vuelta frente a 15 en la primera).

8.Torres, Onwu... y Galán. A Mendilibar se le reprocha mucho que no haya echado mano de la cantera, y se pone como ejemplo que Roberto Torres y Manu Onwu han sido los primeros descartados casi siempre. Pero hay otro dato que parece aún más ilustrativo sobre esa desafección. Jorge Galán ha sido máximo goleador del grupo II de Segunda B con 16 tantos pese a que el Promesas haya descendido. Sin embargo, Mendilibar nunca le ha dado una oportunidad, ni siquiera en forma de convocatoria. Su criterio expreso de que los «promesas» deben ganarse a pulso el pase parece aplicarse de modo demasiado tajante, y un club obligado a basarse en la cantera como Osasuna no se lo puede permitir.

9.Los precedentes Camacho y Ziganda. Resulta obvio que la directiva no confía al 100% en Mendilibar (de hecho, Miguel Archanco estuvo a punto de reemplazarlo antes del partido de Cornellá). Esas cosas dejan su huella y cuando esto sucede es mejor comenzar desde cero. Basta recordar que Patxi Izco mantuvo a José Ángel Ziganda con dudas en 2008 y lo cesó luego al primer revés, en la sexta jornada. Otro tanto pasó en 2011 con Camacho, reemplazado en febrero.

10.La afición prefiere cambiar. Una encuesta de ``Diario de Navarra'' con más de 2.000 respuestas constata que más del 70% de la afición prefiere otro entrenador. Si se le suma que no hay ningún mal rollo que distorsione la cuestión, como sí ocurría con Camacho por su falta de adhesión al club, ese porcentaje debe tenerse en cuenta, porque refleja de modo neto la disconformidad con sus resultados y planteamientos. Si la directiva siempre reclama el apoyo de la afición cuando llegan las angustias, y lo tiene, justo es que también atienda a su opinión.

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