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procesos de secesión

Nuevas vías para la independencia, ¿también en Euskal Herria?

Se avecina un nuevo curso político en el que los procesos de secesión abiertos en Escocia y Catalunya marcarán, también, la agenda política vasca. Este verano, los cursos de la UPV han dedicado su trabajo académico a comprender estos procesos desde una perspectiva vasca, con estudios que apuntan a la viabilidad de la secesión, por caminos que superen la negativa de los estados y que se basen, en gran medida, en la voluntad de la ciudadanía.

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Ion TELLERIA

La Diada de este año puede dar pie a la convocatoria de la consulta en el Principat, y en Escocia ya han puesto fecha al ejercicio del derecho a decidir: 18 de setiembre de 2014. Se abren dos ventanas que, también, podrían facilitar un proceso de secesión propio para Euskal Herria. GARA llevaba a su portada del 31 de agosto una declaración del máximo dirigente del PNV, Andoni Ortuzar, en la que decía que «hay que quitarse cuanto antes la losa llamada España» y la izquierda abertzale hablaba en este inicio de curso del «año de la decisión».

Desde el ámbito académico ya están en marcha varios estudios que pretenden analizar la creación de nuevos estados en Europa desde un prisma propiamente vasco. Los cursos de verano de la UPV-EHU fueron el escaparate de esos estudios en ciernes. El titulado ``Del derecho a decidir a la secesión, nuevos estados en Europa'', dirigido por el profesor Mario Zubiaga, culminó con una mesa redonda en la que cinco mujeres de diferente corte ideológico defendieron la irrefutable legitimidad del derecho a decidir.

Derecho a decidir y legitimidad

Y es que en esos cursos se habló de que el derecho a decidir supone un nuevo paradigma político que podría superar el bloqueo al derecho de autodeterminación, reconocido internacionalmente pero que no ha sido posible aplicar ni en Catalunya ni en Euskal Herria. El propio Zubiaga, entrevistado por NAIZ, lo explicó así: «¿Cuál es el salto que supone el derecho a decidir? Que no necesita del reconocimiento de nadie... Tu derecho deriva de tu comunidad política». Un enfoque que puede ser apoyado por el derecho internacional, según afirmó el profesor de la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UPV-EHU Iñigo Urrutia. «La base de un proceso de secesión no tiene por qué ser el derecho de autodeterminación; puede haber otro tipo de legitimaciones como el de la legitimación democrática», manifestó.

El profesor de la Universidad Pompeu Fabra Jaume López incidió en esa nueva realidad, en la legitimidad que otorga que una amplia mayoría de una comunidad política desee decidir sobre su futuro. Admitió que el derecho a decidir tiene un «pero», porque no dispone de una formulación jurídica, pero subrayó que «los movimientos sociales al centrarse en la reivindicación del derecho a decidir, tenga o no tenga un reflejo teórico, han permitido desbloquear la situación reivindicativa». Añadió que «una de las virtualidades que tiene es conectarlo con uno de los principios de legitimación fundamentales en el siglo XXI: el democrático».

Primero la decisión, luego el derecho

La postura del Estado español ante al proceso catalán es bien conocida: no se muestra dispuesto a permitir una consulta secesionista. Preguntado por el límite de la vía reglada, Iñigo Urrutia se muestra convencido de que una apuesta unilateral será la única alternativa para Catalunya: «Creo que los pasos dados hasta ahora los declararán contrarios a la Constitución. Por lo tanto, la única vía para avanzar será la declaración unilateral de independencia», constató.

También Zubiaga incidió en este punto, al augurar que llegará un momento en el que Catalunya deberá decidir cómo superar la negativa estatal, pero no dudó de que habrá que «dar un salto político». Es ahí cuando «surge la aparición de la política», que es «decisión y en esa decisión somos huérfanos. Esa es la diferencia sustancial entre el derecho a decidir y la autodeterminación».

Reconocimiento internacional

Según Zubiaga, una vez tomada la decisión se debe dar «la sedimentación jurídica necesaria» y apuntó a la resolución sobre Kosovo. Fue el profesor Urrutia quien explicó que «no existe norma internacional que prohíba una declaración de independencia». Se basó en la sentencia del Tribunal Internacional de la Haya sobre la declaración unilateral de independencia de Kosovo.

Urrutia expuso que el tribunal debía dirimir si Kosovo tenía derecho a realizar esa declaración, o bien si existía algún término jurídico que la invalidase. Optó por pronunciarse sobre la segunda cuestión para concluir que el derecho internacional no las prohíbe. Por ello, Urrutia apuntó a la fase posterior a la decisión. «Una vez realizada esa declaración se abriría un proceso en el que se debería conseguir el reconocimiento de terceros estados. Esa es la clave», precisó.

El argumento utilizado por Serbia y por España, entre otros, para hacer frente a la independencia de Kosovo fue la ruptura de la «integridad territorial». El Tribunal de La Haya respondió que esa figura vincula a los estados -por ejemplo a la invasión del territorio de otro estado-, pero no al hecho de que un territorio perteneciente a un Estado deje de serlo. En el caso catalán, el Estado español ha repetido que la independencia supondría la salida del Principat de la UE. El profesor López no cree que sea así. Tras un amplio estudio sobre los posibles posicionamientos europeos, concluye que «probablemente para la UE es más preocupante la viabilidad del Estado español sin Catalunya que la viabilidad del Estado catalán. Es decir, que el problema es España, no Catalunya». A lo que añadió que «Catalunya tiene que facilitar, también, esa viabilidad del Estado español sin Catalunya».

La voluntad de la ciudadanía

De cara al reconocimiento internacional, todos los ponentes coincidieron en la importancia de que exista un apoyo mayoritario de la comunidad política concreta al proceso secesionista: el deseo. El proceso escocés no cuenta con las trabas estatales que han debido afrontar otros países. La profesora de la Universidad de Edimburgo Nicola McEwen explicó que, en su caso, el mayor obstáculo reside en el propio deseo de la ciudadanía escocesa, ya que para muchos no están muy claros los beneficios que aportaría ser un estado independiente.

Jason Sorens (State University of New York) es uno de los más reputados estudiosos de los procesos de secesión en el mundo. Participó en los cursos de Donostia recién publicado su libro ``Secessionism: Identity, Interest and Strategy'' y presentó un extenso estudio sobre los factores que aumentan o disminuyen el deseo secesionista. Al hablar de «las causas por las que un movimiento de autodeterminación emerge», citó «el beneficio que ese grupo podría lograr con más autonomía».

A ello se podría añadir una de las conclusiones del análisis comparativo presentado por Asier Blas (EHU-UPV): «Es muy importante que exista una situación de crisis en el Estado matriz; y si esa crisis es económica, política, social... mejor. Cuanto más profunda y plural sea la crisis más posibilidades habrá de lograr la secesión».

Las élites (económicas, políticas, sociales...) de una nación y su voluntad pueden tener una importancia vital en ese proceso. El perjuicio que estén viviendo puede determinar su rumbo futuro. Zubiaga presentó algunos de los mecanismo para fortalecer la secesión, entre los que situó ese perjuicio. Se mostró seguro de que «algunas élites económicas se están viendo perjudicadas por el hecho de seguir con España» y recordó las declaraciones del presidente de Kutxabank, Mario Fernández, señalando que «no pueden andar por el mundo con la marca España; si vas a pedir dinero no puedes ir con la marca España».

¿Quién decide? El nudo gordiano vasco

En los turnos de intervención asomó la comparativa entre otros países y Euskal Herria, en ocasiones con muestras de preocupación. Asier Blas y Mario Zubiaga coincidieron en indicar que una de las diferencias en el caso vasco es la segmentación social y territorial. Blas manifestó que «la diferencia principal con Escocia y Catalunya es que allí existe un solo sentimiento de pueblo». Una afirmación a la que Zubiaga sumó una anécdota referida a los «Lizarra txiki», los grupos locales del acuerdo de Lizarra-Garazi, donde se reunían abertzales de uno y otro lado: «¿Qué cantar? ¿Cuáles son las canciones consensuadas? ¿Los símbolos? En Catalunya, `Els Segadors', y cantan todos'. Aquí algunos comenzaríamos con `Eusko Gudariak', otros con `La Internacional', otros con `Gora ta gora', otros con `Gernikako Arbola'. Serán memeces, pero demuestran hasta qué punto esa segmentación puede dificultar el proceso de secesión».

Y Nafarroa. Al hablar de mayorías sociales y políticas, y al no contar con el reconocimiento ni estatal ni internacional de la nación vasca, se dio por hecho que la actual realidad administrativa iba a ser el punto de partida. Blas expuso que, a la pregunta de «¿cuál es el camino más fácil para lograr la independencia?, algunos podrían responder `tomar como sujeto la CAV'». De su análisis comparativo concluyó que «en otros casos tampoco se consigue el estado en toda la nación reivindicada», pero «no pierden tanto» como aquí, ya que «desde un punto de vista territorial, Nafarroa es la clave».

«Está en nuestras manos, eso es lo más importante, que sea el pueblo quien controle el camino y los procesos»

Durante el curso sobrevoló la idea de si contar con un estado es una necesidad imperiosa. Jule Goikoetxea (UPV-EHU) adelantó un estudio, aún inacabado, sobre la evolución de los estamentos vascos con capacidad política. Aunque la valoración, según territorio, fue desigual, concluyó que «se debe lograr el estado ya; el estado es necesario. ¿Por qué? No porque tengan capacidad política absoluta, sino porque tienen la mayor capacidad política posible».

La jurista Zelai Nikolas adelantó el estudio que realiza sobre las euroregiones y sus posibilidades. Subrayó que es posible crear ámbitos de decisión que superen la Administración actual y que para ello es suficiente la propia voluntad. Puso como ejemplo la llamada Euregio (que une en una sola institución con relación directa con la UE a dos zonas de Alemania y Holanda). Citó también las conversaciones de Loiola, en las que llegó a acordarse la creación de una institución superior a las autonómicas actuales, donde se tomarían decisiones que luego aplicarían los parlamentos de Gasteiz e Iruñea. Consideró que ambos ejemplos muestran que si existe voluntad, se puede acelerar la construcción estatal desde ya: «Siempre estamos esperando, porque `España no lo acepta' ¡Pues es su problema! Nosotros debemos dirigir los recursos hacia ello, y sí tenemos recursos». Concluyó que «está en nuestras manos, eso es lo más importante, que sea el pueblo quien controle el camino y los procesos». I.T

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