Al final, el juez Grande Marlasca decidió mantener imputado al burukide jelkide Gorka Agirre e imponerle, además, una fianza de 30.000 euros. Más dinerito de Euskal Herria a las arcas de la Audiencia Nacional.

Y se pueden imaginar que en “Deia” el asunto sentó a cuerno quemado. Y lo decía, sin ambages, el editorialista al hablar de la dureza de la situación para el imputado:«no sería exagerado afirmar que debiera haber resultado mucho más duro a Grande-Marlaska comprobar que la inmensa mayoría de la sociedad vasca, los que conocen y saben de la trayectoria jelkide, ya ha dictado sentencia en este caso y se ha dictaminado que Agirre es inocente de los cargos que le imputan».

No me cabe duda de que es así. Como tampoco me cabe duda alguna de que es idéntica esa mayoría en otros casos. Remember 18/98. Sin ir más lejos.

Y en el otro extremo, en el lado del nacionalismo radical español, “El Mundo” publicaba un estrambótico editorial titulado «La independencia de la Audiencia, a salvo de la coacción del PNV».

Se pueden imaginar el tono de Pedro J. Ramírez y sus mariachis, ¿verdad? Canela de la fina:«Los líderes del PNV sugirieron que el juez está actuando por motivos políticos y pidieron el archivo de la causa con el argumento de que Gorka Agirre es una persona intachable, que, si ha mantenido contactos con ETA, lo ha hecho con fines puramente humanitarios.

No es así. Según informa hoy EL MUNDO, la Policía dispone de grabaciones que demuestran que Gorka Agirre ­que ha quedado en libertad bajo fianza­ tuvo numerosos encuentros con Joseba Elosúa, dueño del restaurante Faisán y recaudador de ETA. En una de esas grabaciones, se le ve con un abultado paquete en el bolsillo, donde llevaba el dinero que entregaba a la banda.

Gorka Agirre era, según entiende el juez, un cooperador activo de la red de extorsión de ETA y no un simple dirigente político que solicitaba clemencia para un amigo de forma desinteresada. De una a otra conducta media un abismo en el plano penal y también en el moral». A mí, la verdad, cuando Pedro J. habla de moral, me da la risa floja. Y más cuando suelta la perla negra:«Mientras existan jueces como Gómez Bermúdez y Marlaska, habrá motivos para confiar en el Estado de Derecho». Si no fuera una tragedia, me mondaría de risa. - msoroa@gara.net