BERLIN
La final se adelanta nueve días en el Estadio Olímpico de Berlín. Uno de los dos conjuntos más en forma del campeonato deberá abandonar irremisiblemente la competición antes de que se llegue al último partido, que ambos merecían.Será un capítulo más de los duelos a muerte que vienen protagonizando germanos y argentinos cuando sus enfrentamientos comenzaron a convertirse en un clásico allá por mediados de los ochenta, época en la que un Maradona en pleno apogeo birló la Copa del Mundo a los teutones.
Los europeos se tomaron la revancha cuatro años más tarde en el Mundial de Italia, pero desde entonces no han conseguido superar a los albicelestes dos derrotas y dos empates, un dato que puede pesar lo suyo en la psiquis de los alemanes, que cuentan a su favor con la baza de ser los anfitriones, un factor que influye en las decisiones arbitrales.
Además, los de Jurgen Klinsmann salieron muy reforzados tras su contundente triunfo en octavos ante Suecia y disponen de toda su artillería para poner sobre el césped el poderío físico que les está permitiendo arrollar a sus contrarios.
El optimismo reina en el seno del equipo germano, como así lo demuestran las declaraciones de dos de sus estrellas, Ballack y Klose, quienes han asegurado que «somos realistas, por eso sabemos que vamos a ganar», así como que «tuvieron la mala suerte (los argentinos) de jugar contra nosotros, los mandaremos a casa», afirmaron respectivamente.
En el lado opuesto, Pekerman mantendrá hasta hoy mismo sus dudas sobre el once titular, especialmente centradas en la recuperación de su lateral derecho Burdisso y la incorporación al medio campo de Lucho González, en detrimento de Cambiasso.
Duelo de parejas
El transcendental choque servirá también para evaluar la calidad enfrentada entre dos parejas de futbolistas decisivos en ambas escuadras: Ballack-Riquelme y Klose-Crespo. El primer dueto se caracteriza por tratarse de dos hombres cerebrales, si bien el alemán tiene más llegada a portería, mientras que el jugador del Villarreal opta por esconder la pelota y servir el pase definitivo.
Por su parte, el duelo en la delantera está servido. Tanto el atacante del Werder Bremen como el del Chelsea son dos cazagoles consumados que lo están demostrando en este Mundial, con cuatro y tres dianas, respectivamente. 
