Ibarretxe acaba de inaugurar el año ignaciano. Es una noticia que recoge su televisión. Lo mismo que la procesión de cargos de Sabin Etxea a la Audiencia de Bilbao. Salen a la calle, se meten con un juez con perrita. ¿Por qué han estado callados durante tanto tiempo por cuestiones iguales o peores con personas no pertenecientes a su partido? No conteste hasta que no se conozca la lista completa de la “Operación Puerto”, la que puede poner patas arriba la próxima edición de Le Tour. Nos pueden salir los colores a todos.

En otra televisión, Iñaki Gabilondo se planta en su Donostia natal e intenta entablar conversación, diálogo, con todas las partes representativas de los sectores sociales o políticos que pueden decir algo sobre lo que está aconteciendo actualmente aquí en Euskal Herria. Como es natural, los seguidores del comisionista Aznar no quisieron participar, pero sí hubo quienes representaron en la calle su sentir y no pensar. Y apareció Pernando Barrena, con un peinado cesarista, algo nervioso, quizás la circunstancia imponía, frente a un Gabilondo, grave, serio, muy tranquilo, haciendo las preguntas sin concesiones, pero dejando respirar al entrevistado, que dijo con claridad, sencillez y tono didáctico gran parte del ideario político que defiende. Y acabó siendo una buena entrevista. Y terminó siendo este espacio de la Cuatro un buen documento, una especie de radiografía previa a lo que después el señor José Luis Rodríguez Zapatero manifestó en sede parlamentaria, pero en dependencia no plenaria. Lo ha dicho él: se ponen a hablar. Los demás, esperamos. Cada uno en su lugar trabajando para que no paren de hablar hasta el amanecer de los nuevos tiempos. Y deben hablar todos con todos, en mesas, sofás, taburetes, cocinas, tabernas o parques.

Mariano a lo suyo. Como dicen que es especialista en ciclismo, que nos cuente lo del dopaje. O lo del señor Aznar y familia cobrando un sobresueldo de un imperio informativo de la ultra derecha, o lo de sus amigos de Marbella, que están enchironados. Queda una vez claro que en el aznarismo todo ha sido lucro. Desde Florentino hasta el acordeonista. Los vínculos son manifiestos. -