Simón se incorporó a la ronda pasadas las ocho. Preparar el sermón del día siguiente le había costado mucho más de lo habitual. Ante una fe que se resentía a pasos agigantados, de poco valían los recursos del oficio. Se trataba, además, de explicar lo sucedido en la misma ermita donde diría la misa, de explicar el sentido de aquellas muertes y de serenar los ánimos de los feligreses.Mira, ahí llega Simón. Sácale un pote, que vendrá con sed.
Hoy te ha costado más que otros días, ¿verdad? Se te ve hasta en la cara.
Pues sí. La verdad es que no es fácil hablar de la muerte, menos aún si es violenta y se trata de chicos jóvenes...
Hala, cambiar de tema que me tenéis frita con ese asunto. Que lo arreglen los polis y el juez. Nosotros nos vamos de romería, a pasarlo bien.
Por cierto, ¿a alguien se le ha ocurrido hacer las compras? No vamos a presentarnos allí con un bocadillo y una bota de vino.
Mila propuso hacer una paella. No llevaba mucho trabajo y los elementos necesarios estaban en la sociedad. Bastaría con comprar algunas verduras, almejas, mejillones, unos langostinos congelados...
Y un trozo de congrio para hacer el caldo.
¿Quién ha dicho congrio? protestó Huesitos.
Pues yo replicó Xuxú. Con el congrio se hace un fumét de pescado delicioso. Es lo mejor para la paella.
¡Y una leche! El congrio, para cebo. Si le ponéis congrio yo no como. Me voy a la txosna y me trapiño un talo con chorizo.
La discusión terminó con la intervención de Miren:
Las compras las haremos Mila y yo mañana por la mañana, así que dejad eso de nuestra cuenta. Vosotros encargaros de llevar la paellera, el butano, la mesa plegable de la sociedad y ya está.
Y las bebidas...
Pues claro, las bebidas. Las ponéis en uno de los bidones que hay en el patio, compráis hielo en la gasolinera y punto pelota.
En la habitacion...
La perspectiva de un largo día de fiesta en las campas de Santa Ana les animó a retirarse antes de lo habitual. A las diez ya estaban todos en casa.En la habitación, Gotzon y Mila se desnudaron para vestir las ropas de casa. La visión del cuerpo desnudo de su mujer provocó una inevitable reacción en Gotzon.
Hmmm... Mira cómo se ha puesto.
Ahora no, Gotzon. Ahora vamos a cenar. Si acaso, luego...
Esa es la cantinela de siempre, Mila. Ya lo hemos hablado otras veces, pero yo no puedo seguir así.
Con pocas ganas, movida tal vez por el deseo de no discutir y, en parte, por comprender lo que Gotzon argumentaba, Mila se tumbó sobre la cama con un gesto de invitación.
Todo duró muy poco. Gotzon llevaba demasiado tiempo esperando y Mila fingió algo parecido a un orgasmo en el momento en que Gotzon daba muestras inequívocas de estar alcanzando el climax. Al terminar ninguno dijo nada, aunque todo era ya tan evidente...
Las dos mujeres del grupo se reunieron a las nueve en punto en la barra del Itsasalde. Tomaron un café y se dirigieron sin dilación al pequeño supermercado de Uriondo.
Pues si Huesitos no quiere congrio, mejor no ponemos congrio, hacemos el caldo con algunas espinas de merluza o lo que tengan en la pescadería y ya está.
Tienes razón, porque con lo cascarrabias que está últimamente...
A la misma hora, Huesitos, Xuxú y Gotzon ordenaban el utillaje en la furgoneta.
No olvidamos nada, ¿verdad? A ver: la mesa, los dos bancos, el fuego, la paellera, el bidón con las bebidas y los cubiertos de plástico. Está todo.
¿Y el termo del café? Eso es fundamental para tomar una copita después de comer.
No seas liante, Huesitos. El café lo cogemos de la cantina. Ahora es un lío ponerte a hacer café. Y, además, no sé dónde coño está el termo. Igual lo ha llevado algún otro socio.
El monaguillo
En la campa quedaron Huesitos y Xuxú encargados de la tarea de montar la mesa y disponer los bancos y el resto de las cosas.Huesitos hizo la observación:
Oye, vamos a comer nueve personas y aquí sólo estamos dos pringaos. ¿Dónde está el resto?
Pues mira:Juanjosito, en el kiosco; Arantzazu en la conservera, llegará sobre las tres; Mila y Miren, con Gotzon, trayendo la comida y Simón y Sergio en la ermita, preparando la misa.
¿El pibe también?
Sí, creo que le han nombrado monaguillo. Ayer hizo algún comentario así, como de mosqueo.
Huesitos rompió a reir.
Esa es de las buenas. Simón le está cobrando la pensión en forma de misas. Ja, ja, ja.
Es que el chaval no pega un palo al agua, ¿eh? Es muy majo y muy cariñoso, sobre todo con las chicas, pero de currelar no quiere ni oír hablar.
Bueno, déjale. Cuando se le gasten los ahorros ya empezará en algo.
En apenas un rato todo estaba preparado y sólo faltaba que, media hora antes de sentarse a comer, Mila pusiera en marcha la paella.
Mila, a misa
Huesitos iba a dar la salida al txikiteo, que en aquel lugar se limitaría a la pequeña cantina, una txosna a cargo de los jóvenes de Uriondo y la propia mesa que ellos habían instalado.Bueno, también podemos ir a tomar un pote a la mesa de ‘Los Txangurrus’, añadió Xuxú.
Pues yo os pillaré más tarde. Voy a la misa.
Mila, ¿a la misa? No te he visto ir a misa en mi vida.
También Gotzon se extrañó:
Yo tampoco.
Sólo voy a la de Santa Ana. Es una costumbre que tengo desde niña...
En el altar, junto a Simón, Sergio lucía de monaguillo.
(CONTINUARA)