Ahora que a todo el mundo le ha dado por hablar de «cocinas» y «diálogos resolutivos» algún día habrá que hacer una enciclopedia con los términos que ha generado la política vasca Patxo Unzueta se despachaba ayer en “El País” con un artículo titulado, lisa y llanamente:«Hipótesis sobre el final de ETA». Y ya desde el título sabemos cuál es el único fin que persiguen algunos.Lamentaba Unzueta los contactos anunciados por Ibarretxe y en los que también habrá de participar Batasuna, porque «se trata de una actitud contradictoria con el objetivo de conseguir que el brazo político de ETA fuerce a su brazo armado a disolverse». Y servidora tiembla cuando alguien dice con tanta crudeza cuál es el único objetivo de tanta «cocina» y tanto comedor.
No se anda por las ramas el articulista-editorialista del Grupo Prisa. Recuerda que, en el caso irlandés, «Londres se equivocó seguramente al acordar la liberación de todos los presos del IRA en el año 2000, antes de la entrega de las armas. Pero aprendió la lección y no cedió a las presiones para levantar la suspensión de la autonomía».
Y de ese puchero salta Unzueta a la cazuela vasca:«La ilegalización de Batasuna ha jugado, y aún puede hacerlo, un papel similar al de esa suspensión. Un político como Otegi sólo podrá recobrar su estatus legal, participar directamente en las elecciones y recuperar la influencia (y las subvenciones) que su partido tuvo en los ayuntamientos si convence a ETA de que se disuelva. El principal factor de convencimiento es la eficacia policial, pero será difícil que una banda con tantos años e intereses detrás interiorice que ha llegado la hora de la retirada si no se lo exige su brazo político». Y si eso no se llama chantaje, que me lo expliquen otra vez.
Y puesto a proclamar la necesidad del chantaje a las
decenas de miles de personas que optan por la izquierda abertzale, Unzueta afea
al lehendakari:«La actitud de Ibarretxe es, por ello, incoherente. Si se desea
incorporar a una posible mesa al independentismo radical ‘en un escenario de
ausencia de violencia’ lo lógico será evitar cualquier gesto que ese mundo pueda
interpretar como prueba de que puede eludir las consecuencias de la
ilegalización sin forzar la retirada de ETA o desmarcarse claramente de ella».
Otro que vuelve con la teoría del palo y la zanahoria. Como si la experiencia no
sirviera para nada. ¡Qué fácil es perder el tiempo! - msoroa@gara.net