Vanidades
Sale en todos los noticiarios televisivos un personaje conocido como “El Pocero”, y se trata de un multimillonario constructor, con amistades tan peligrosas en el campo político como José Bono y Eduardo Zaplana, el que está construyendo en Seseña una ciudad satélite, un invento inmobiliario que le convertirá en un ser capaz de insultar a un alcalde teniendo aparcado en la puerta de su despacho el coche más lujoso del mercado, o que tendrá en alguna de sus casas cortijeras cuadros falsificados o grifos de oro. Impulsos de ostentación, dinero fácil e ignorancia. Su figura es reconocible desde el primer instante, por su estética, su peinado, su corbata, sus formas de hablar. Pero se siente orgulloso de ser pocero. Y eso le honra. Maite Zaldivar, ex mujer de Julián Muñoz que acaba de ser visitada por las autoridades competentes acusada de colaboración en el expolio de Marbella. Lo bueno de esta señora es que era una estrella mediática. Es decir que estaba a sueldo en “A tu lado”, se ganaba sobresueldos apareciendo en otros programas de la misma cadena, regentaba dos negocios, lucía coches de lujo y un novio. Aseguraba con una soltura admirable que ella no se enteraba de nada, que las bolsas de dinero que llegaban a casa y ella administraba las consideraba normales porque así se lo decía su marido. Cobraba para ponerse el parche antes de la herida, es decir se declaraba inocente para que supiéramos claramente que tenía todas las posibilidades de ser cómplice en primer grado del enriquecimiento de su santo. ¿Cómo actuará el programa o la cadena? ¿Le mantendrá el contrato? ¿Les mandará crónicas carcelarias? ¿Le volverán a dar cancha para que siga mintiendo? Miren ustedes a Lidia Lozano, sigue sentada en todos los sofás, gritando, mintiendo, denigrando la profesión periodística. Y no está detenida porque el robo de la credibilidad no está penado, aunque lo que hizo sea de juzgado de guardia. Ah, claro, se me olvida, la presunción de inocencia. O como dice un ministro atrofiado sobre la corrupción inmobiliaria, “no se puede generalizar ni señalar a los partidos, se trata de unos chorizos contra todos”. Esto se llama cinismo y lo demás es vanidad. -
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