Laia ALTARRIBA i PIGUILLEM
La autodeterminación, más lejos
NI la sociovergencia ni el pacto nacionalista, vuelve el tripartito a Catalunya. Disculpen: la Entesa Nacional pel Progres. El proceso que ha culminado con la reedicion del pacto ha sido muy rapido. Hay quien dice que se debe a un intento del PSC de evitar la presion del PSOE; otros creen que la direccion de ERC queria evitar que se abriera un debate en sus bases.
Al margen de la combinación de motivos que expliquen esta velocidad inaudita en la política catalana, lo cierto es que han evitado a la ciudadanía algunas semanas de más páginas de periódico llenas de especulaciones y declaraciones sobre negociaciones post-electorales. Sin duda, la mayor parte de la población, sea favorable o no al pacto, agradecerá que éste se haya cerrado tan sólo cuatro días después de los comicios, harta como está de los vaivenes mediáticos entre los partidos sobre cuestiones que a menudo le quedan muy lejos de sus problemas diarios. Un reflejo de este hastío es un nuevo récord en la abstención: la participación sólo ha llegado al 56’77%, la más baja desde las primeras elecciones autonómicas.
Enojo convergente A quien más disgusta el pacto es a CiU. Artur Mas, después del pacto de la Moncloa y de haber dejado fuera de juego a Maragall, esperaba sacar un resultado lo suficientemente cerca de la mayoría absoluta para poder volver triunfante a la Generalitat. Un apoyo electoral inferior al esperado y una campaña contra todos le ha alejado de su primera opción de pacto la sociovergencia y también de la segunda con los republicanos.
Al ver como se reeditaba el tripartito, CiU ha reprochado al partido de Carod que no se haya decantado por ellos y hasta le han acusado de traidor al país. El líder republicano explicaba, para justificar su opción de pacto, que ser reunió con CiU, con PSC y con ICV, y que ninguna de estas formaciones expresó que su horizonte nacional vaya más allá del desarrollo del Estatut actual. En vistas de esta situación, los republicanos han decidido optar por la reedición del tripartit para dar continuidad a las medidas de bienestar adoptadas en el Pacto del Tinell en 2003.Otro reproche que le hacen los convergentes a ERC es el apoyo a un nuevo president nacido en Andalucía. Pero se olvidan que para la mayoría de la población el origen de un político no es relevante, pero sí que lo son sus actuaciones. La memoria de los chicos de Mas parece muy frágil porque no hace demasiados meses que Artur Mas se sacaba la foto en la Moncloa con Zapatero para recortar el Estatut al gusto del PSOE.
Los retos de la Entesa
Las tres formaciones firmantes del pacto de gobierno han asegurado que la legislatura que se abre será más tranquila que la anterior y que trabajarán con visión de conjunto. Una vez aprobado el Estatut, es cierto que los obstáculos son menores para poder terminar los cuatro años de mandato, pero con un ejecutivo a tres, será difícil que no vuelvan a saltar las chispas.Un tema que podría enfrentar a los socios es la propuesta que hizo ERC en campaña de pedir para la Generalitat el derecho de convocar referéndums. Con el tiempo veremos si los republicanos priorizan la estabilidad del Govern o el camino hacia mayores cotas de soberanía. De momento, en las intervenciones de Carod y Puigcercós este tema no ha vuelto a salir. También la contrucción de nuevas infraestructuras podría ser motivo de fricciones entre las formaciones del Govern, pues ICV sobre todo y también ERC han apoyado a algunas plataformas de rechazo a proyectos urbanísticos y viarios. Aunque parece difícil creer que los ecosocialistas puedan forzar estos temas hasta romper el Govern, sobre todo si miramos su actuación en la anterior legislatura. Otro foco de tensiones podría ser la calle. Si no hay ningún cambio de última hora, Saura será el nuevo conseller de Interior, es decir, el jefe de la Policía catalana. No parece probable que los Mossos d'Esquadra cambien sustancialmente su manera de actuar, que se caracteriza por custodiar con un gran despliegue cualquier movilización social. Por lo tanto, nos podremos encontrar con situaciones bastante tensas cuando la Policía comandada por el Departament de Saura reprima manifestaciones de movimientos sociales que hasta hace poco mantenían algunas relaciones con el partido de Saura y, sobre todo, con sus socios de EUiA.
Unionistas en el Parlament
La consecución de los tres escaños para el nuevo partido Ciudadanos ha sido un duro shock para importantes sectores del país. Desde mediados de los años noventa el consenso lingüístico no se cuestionaba, después de que distintas sentencias judiciales lograran tumbar la estrategia vidal-quadrista contra la lengua. Hace muchos años, pues, que nadie ponía en duda en el Principat de Catalunya que el catalán es la lengua vehicular en la educación. La nueva formación dará alas otra vez a un tema que parecía ya resuelto. Frente a esta irrupción parlamentaria, personas del ámbito catalanista aseguran que en realidad es un buen síntoma, porque en todos los procesos de liberación nacional aparecen fuerzas «unionistas». Así pues, Ciudadanos sería una constatación de que el proceso de liberación avanza. Es cierto que los últimos meses se han vivido en las calles de Barcelona movilizaciones en favor del derecho a decidir de las catalanas y los catalanes que no se veían desde los años ochenta, y que las reivindicaciones soberanistas han logrado situarse en el centro de los debates políticos. Esto seguro que ha generado malestar en la población más españolista, que ha respondido apoyando la nueva formación con cerca de 90.000 votos. Pero además, Ciudadanos también parece responder a una estrategia de algunos sectores afines al PP que consideran que la dirección de este partido en Catalunya no es suficientemente españolista (esto explicaría el apoyo sin tapujos que ha recibido de la COPE y de El Mundo). Otro elemento a tener en cuenta es que Ciudadanos saca buena parte de sus votantes del PSOE; por lo que este nuevo partido puede ayudar a desgastar al PSOE y quizás facilite la vuelta del partido de Rajoy a la Moncloa. El fenómeno Ciudadanos es, sin duda, complejo. Pero ante las percepciones catalanistas más optimistas, no debemos olvidar que, entre la voluntad expresada por ERC de consolidar un Gobierno estable con el PSC e ICV para varias legislaturas y el lento camino de articulación que vive la izquierda independentista, el proceso soberanista aún no está lo suficiente maduro como para hablar de proceso de liberación en marcha. El horizonte de autodeterminación continua lejos en los Països Catalans. -
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