Parodias animadas para combatir la «des-información audiovisual»
La sala Rekalde de Bilbo muestra estos días, en colaboración con La Caixa, las nuevas estrategias del cine de animación a través de una treintena de obras críticas con la hegemonía de la des-información audiovisual. La exposición «Historias animadas», que estará abierta hasta el 7 de enero, está dominada por el lenguaje de la parodia.
BILBO
Cangrejos capaces de filosofar, presidentes que
bailan a ritmo de rap o Superman convertido en avión de guerra. Parapetarse en
la parodia es la estrategia empleada por muchos artistas del cine de animación
para cuestionar conceptos como los de verdad, autenticidad y evidencia. Algunas
de estas parodias dan vida a “Historias animadas”, exposición que se presentó el
pasado mes de junio en CaixaForum (Barcelona) y que reúne en la sala Rekalde
(Alda. de Recalde, 30), una selección de videoinstalaciones y proyecciones
realizadas por una treintena de artistas.
El objetivo de esta muestra es explorar «de qué forma
las estrategias creativas son capaces de asumir responsabilidades críticas
frente a la hegemonía de la des-información audiovisual y el descrédito de la
imagen», según una nota difundida por la sala. Esto se hace palpable en “Viaje a
la luna”, videoinstalación que supone un homenaje de reivindicación al pionero
del cine de animación Georges Méliès. Junto a William Kentridge, autor de esta
obra, Benoît Broisat, Kota Ezawa, Ruth Gómez, Sheila M. Sofian, Chung-li Kao,
Zilla Leutenegger y Lev Yilmaz son algunos de los artistas representados.
Producida por Le Fresnoy, Studio National des Arts Contemporains y La Caixa,
“Historias animadas” se podrá ver posteriormente en Le Fresnoy, Studio National
des Arts Contemporains, Nord-Pas de Calais (Estado francés).
Los comisarios de la exposición son Juan Antonio Álvarez
Reyes, Marta Gili, Laurence Hazout Dreyfus y Neus Miró. Uno de los temas que
evoca esta muestra es la capacidad del arte contemporáneo de adoptar actitudes
críticas ante el mundo que nos rodea, mediante la fantasía y la imaginación. El
cine de animación que se ha seleccionado mantiene relaciones especiales la
caricatura, el chiste, la sátira, la fábula y la alegoría. Pero es quizá la
parodia la estrategia que sitúa al cine de animación entre la realidad y la
ficción. Así, estos artistas se instalan en los límites de lo decible y lo
indecible, de lo apropiado y lo inapropiado. Algunos lo hacen denunciando las
políticas de especulación y devastación del entorno (es el caso de Donna Conlon,
Till Nowak, Hans Op de Beeck y Miguel Soares); otros, recuperando las historias
negadas a la historia (Kao Chung-li, Cristina Lucas y Feng Mengbo). La
representación de la ausencia, el terror y el desarraigo (Carlos Amorales, J.
Tobias Anderson, Zilla Leutenegger, Sven Pahlsson, Magnus Wallin, Sara Serrano y
Eduardo Balanza) y la construcción, en plena era del capitalismo cultural, de
las nociones de comunidad y subjetividad (Benoît Broisat, Shelley Eshkar y Paul
Kaiser, Simon Faithfull, Ruth Gómez, Basim Magdy, Joshua Mosley, Yusuke
Sakamoto, Martijn Veldhoen, Catharina van Eetvelde y Abigail Lang) son otros de
los temas tratados en la exposición.
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