DONOSTIA

«La propuesta de recogida de residuos domiciliarios, reducida sólo a los restos verdes no cocinados, no tiene justificación ninguna. En todas las experiencias de compostaje también se recogen los alimentos cocinados, pues son tan compostables como el resto. Esta absurda restricción no tiene ningún fundamento técnico y es una muestra más de la ‘racanería de espíritu’ que alienta a la Diputación a la hora de tratar los residuos de una manera ecológica», afirma Eguzki en una nota.

Además, considera que «dirigir la campaña tan sólo a los restos orgánicos domiciliarios, sin hacerlo extensivo a los grandes generadores, es una incongruencia con el propio PIGRUG».

En este sentido, señala que «no establecer la recogida de restos orgánicos de comedores comunitarios, escolares, hospitales, grandes superficies, empresas de alimentación, catering, etc. es no prestar la debida importancia al compostaje».

En cuanto al ámbito de aplicación de la recogida de orgánicos que plantea la Diputación, Eguzki critica que se reduzca a la zona de Urola, «que supone tan sólo un 10% de la población guipuzcoana».

«No entendemos que, si a la hora de endosar una incineradora a Donostia, el argumento de Diputación es que ‘es el mayor generador de residuos’, el mismo argumento no sirva para que el compostaje de residuos orgánicos se establezca ya en la comarca de Donostialdea, que genera el 50% de esos residuos. Por lógica ­añade Eguzki­, si los residuos y su tratamiento son un problema, deberemos abordarlo allá donde más se genera. Dejar para luego la recogida selectiva de orgánicos es alargar el problema, que parece ser la táctica que interesa a Diputación».

Por todo ello, Eguzki pide que se inicie la construcción de una planta de compostaje en Donostialdea y que la dotación económica «sea mayor que los 2,1 millones que se proponen para Lapatx, cantidad ridícula comparada con los 120 millones presupuestados para la incineradora».