¿Nace o se hace el estúpido? Algunos consideran que la estupidez es un estado circunstancial, pero nunca hemos tenido acceso al conocimiento en vivo y en directo de tantos estúpidos y de tan variada gama de estupidez. La televisión como lugar en donde caben tantas posibilidades de reflejar los comportamientos humanos es la gran plataforma para la estupidez. Es más, hay un mercado específico para la estupidez, o al menos, en donde la estupidez parece ser uno de los requisitos imprescindibles para lograr una presencia o una efímera gloria.

GH es un producto perfecto para que anide la estupidez en estado gaseoso, líquido y sólido. Esta escuela de incivismo y de insolidaridad ha alcanzado este año su mayor concentración de personalidades egocéntricas, soberbias y que hacen ostentación de su alto grado de capacitación para mostrar en estado puro la estupidez. Por razones que desconozco, los dos miembros más destacados de esta cofradía están ya fuera de la casa, es decir son material para el uso y desprecio de sus vidas y mentalidades absolutamente horadadas por la estupidez televisiva.

Me explico. En la sesión del jueves, un amigo del que acababa de salir expulsado, un tal Daniel Rubio, el jefe de la tribu afectada por la estupidez en estado puro, decía con la soltura que aporta ser poseedor de un alto grado de estupidez: “España no está preparada para que Daniel gane GH”. La frase tiene enjundia. O es una estupidez, o es un tratado de sociología catódica.

Supongo que pueden imaginarse de la mala gaita que se puso Mercedes Milá, cómo se enfrentó al ser privilegiado, al estúpido por excelencia, un tipo, que ojo, está por licenciarse en periodismo, hace radio, y puede poner su verborrea al servicio de la derecha o de la extrema derecha, depende únicamente de quién pague mejor. Se confiesa ante la cámara como homófobo, machista, putero, o sea, un tipo ejemplar para el club de los estúpidos. La entrevista entre la Milá y el expulsado fue tensa. Muy tensa. Violenta. Muy violenta. Y este estúpido sabe, además, que gracias a su alto grado de estupidez va a pasearse por todos los platós. Tiene a quienes imitar. Hay sofás que están repletos. -