El pasado lunes durante un «desayuno informativo» en el hotel Ritz de Madrid, en el que intervenía Maite Pagazaurtundua, militante del PSOE y presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, auxiliada en la moderación del coloquio por la siempre elegante tertuliana Carmen Gurruchaga, nuestro inefable Fraga habló.
¿Y qué dijo Don Manuel? Como siempre fue claro y conciso. A preguntas sobre la muerte de Pinochet: «Paz a los muertos. Puede haber cometido algunos excesos, pero dejó un país mejor de lo que se lo había encontrado»Š«el régimen de Allende lo había dejado en un caos total». Muchas personas pensarán que es un hijoputa. Otras, que cómo es posible calificar a unos de terroristas y a otros de excesivos; a algunos centenares, víctimas y a otras decenas de miles simplemente de excesos. Nada de eso.
Dicen que España exportó el modelo de transición a varios países, entre ellos Chile. Cierto. Algo tiene que cambiar para que todo permanezca igual. Y lo hicieron los franquistas con la aquiescencia de la llamada oposición a la dictadura PNV y PSOE, a los que nunca vimos luchar y también gracias al consentimiento y al posibilismo del PCE de Carrillo, que renunció a casi todo. Al coitus interruptus lo denominaron «ruptura pactada«.
Los obreros asesinados en Gasteiz y en tantos lugares no fueron víctimas, fueron excesos que mejoraron el país. Me gusta Don Manuel por su claridad de ideas, que para eso ganaron la guerra civil ¡cojones!
Por eso, hace años, propuso a Jorge Vestrynge, secretario general de AP, que había que actuar con ETA como actuaron los alemanes con la resistencia francesa, no fusilándolos sino haciéndolos desaparecer sin rastro alguno. Quizás también habló con Pinochet y de ahí los excesos.
Me gusta Don Manuel porque no engaña y es de los pocos que tiene valor para mostrarnos el pensamiento que otros ocultan tras una falsa tolerancia. Por eso cuando ha muerto Loyola de Palacio, uno de los suyos, discípula del fascista Fernández de la Mora, glosador de Franco, otro excesivo, no siento nada. Ni siquiera alegría. Porque después de haberse reído de cómo los gudaris «corrían como liebres ante los nacionales», Josu Jon Imaz acude a su funeral.
El PSOE quiere equiparar a opresores y oprimidos en una ley de la Memoria Histórica.
¿Memoria? La de Don Manuel. -