Tropas estadounidense e iraquíes continuaban ayer desplegándose y rastreando los sectores sur y noroeste de Bagdad, en el marco del plan de seguridad «destinado a acabar con la violencia en la capital». Según el Ministerio de Defensa, «fuerzas policiales peinaron varios barrios de Doura (sur)», un sector de mayoría suní de la orilla occidental del Tigris, y el barrio chií de Kazimyah (noroeste).

Estas actuaciones se están desarrollando como continuación de la «extensa operación de limpieza» que el Ejército de EEUU dijo haber desarrollado el martes en el noreste de la capital y que fue presentada como el inicio de la aplicación del plan de seguridad para Bagdad, donde alrededor de 17.000 personas han fallecido en 2006, según la ONU, víctimas de los enfrentamientos entre suníes y chiíes.

Un responsable de la embajada de EEUU apeló a la paciencia de la población, que está cansada del levantamiento, las ejecuciones sumarias y los atentados diarios. «Será necesario que transcurran varios meses antes de ver resultados concretos» de este plan, que prevé el despliegue de cerca de 85.000 hombres en la ciudad.

Propuesta de alto el fuego

Por otro lado, según informó ayer el diario mexicano «La Jornada», un grupo resistente suní iraquí ha establecido, por primera vez, los términos para un cese del fuego que permita a las fuerzas estadounidenses y británicas salir del país que invadieron hace casi cuatro años.

El Movimiento Iraquí para la Resistencia Islámica de Abu Salih Jeeleni, identificado también como Brigadas de la Vigésima Revolución, exige la cancelación total de la Constitución iraquí impuesta por Estados Unidos, la excarcelación de cinco mil detenidos como «gesto de buena voluntad», el reconocimiento de la «legitimidad de la resistencia (...) como representante de la voluntad del pueblo iraquí y que las negociaciones se desarrollen en un lugar público. Asimismo, exige que la resistencia esté representada por un comité que integre a representantes de todas las brigadas jihadistas y EEUU, por su embajador en Irak y el comandante militar de mayor rango en este país.

En su comunicado, el líder insurgente exige, de manera específica, la «disolución del presente gobierno y la revocación de las elecciones espurias, así como de la Constitución» e insiste en que cualquier acuerdo de las autoridades iraquíes o las fuerzas armadas de EEUU sea declarado nulo. Llama a la desarticulación de las milicias y a declarar ilegales a esas organizaciones armadas, así como a la legalización del antiguo ejército iraquí y pide un «compromiso angloestadounidense para reconstruir la nación árabe y reparar todos los daños de la guerra» y propone la integración de «los combatientes de la resistencia» en un Ejército remunerado.

Por otra parte, ayer se encontraron 25 cadáveres en dos puntos al norte y sur de Irak, según fuentes policiales. En Rafiat, en la provincia suní de Salahedín (norte), se hallaron los cuerpos de catorce miembros de una misma familia y en el pueblo chií de Mahawil, en la provincia de Babel (sur), se encontraron once cadáveres, que correspondían al grupo de trece personas secuestradas horas antes por hombres con uniformes del Ejército iraquí.

Además, tres soldados estadounidenses murieron en combates en Al Anbar y otro británico falleció al estallar una bomba en una carretera cerca de Basora. El Ejército de EEUU informó de la muerte de ocho personas supuestamente vinculadas al Al Qaeda en un bombardeo.