El Supremo confirma la condena a Guardian Llodio por uso indebido de amianto
El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a la multinacional estadounidense Guardian Llodio por el uso indebido de amianto en sus instalaciones, lo que provocó la muerte del trabajador Miguel Macías.
Juanjo BASTERRA |
Miguel Macías Gómez falleció el 22 de julio de 2003 por asbestosis pulmonar contraída a lo largo de su vida laboral en la empresa Guardian Llodio, de 1959 a 1989. La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco número 1 de Gasteiz, con fecha de 18 de octubre, condenó a la empresa fabricante de vidrio a pagar a los herederos del trabajador la cantidad de 123.000 euros «por daños y perjuicios» por el uso de amianto en la empresa «sin las medidas de seguridad adecuadas».
El Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia con fecha del pasado 30 de noviembre de 2006, aunque los familiares del trabajador fallecido la han conocido días atrás. Jesús Macías, hijo de la víctima, señaló a GARA que «la Seguridad Social había declarado como enfermedad profesional la asbestosis de mi padre y condenó a la empresa Guardian Llodio a un recargo por negligencia». El hijo, que pertenece a la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi, destacó que «espera que esta sentencia sirva para que los empresarios no sigan llenando sus bolsillos impunemente a costa de la salud de los trabajadores».
Sin seguridad ni prevención
El contacto con el amianto durante la vida laboral de los trabajadores está provocando problemas de salud irreversibles en muchos de ellos. Además los afectados y sus familias se quejan de indefensión a la hora de poder actuar de cara a lograr indemnizaciones o recargos contra las empresas que, sabiendo lo dañino que es el producto, no toman las medidas de seguridad y de prevención para que no afecte a los trabajadores.
En la sentencia del Supremo, la Sala de lo Social determina que las actuaciones que la dirección de la empresa practicó para impedir el contacto del trabajador con las fibras de amianto fueron insuficientes. Confirma que ni se realizaron exámenes de salud adecuados ni se proporcionaron mascarillas, ni control de mediciones de fibras de amianto, ni pruebas similares, lo que demuestra la despreocupación de la empresa por este problema. En el proceso de estirado del vidrio se utilizaban unos rodillos protegidos o recubiertos de amianto. «Este procedimiento podía provocar la fricción del vidrio sobre los rodillos recubiertos de asbesto o amianto durante el proceso de estirado, pudiendo ocasionar el desprendimiento de fibras de amianto al ambiente en torno al cual se realiza la operación», señala el fallo judicial.
Además, el Tribunal Supremo, reconoce que «cuando se producía lo que se denominaba la calda del vidrio, el operario debía proceder a la limpieza de los trozos de vidrio que quedaban en la máquina de estirado, operación que podría provocar el contacto con fibras de amianto que se hubieran desprendido».
Las organizaciones sindicales y los representantes de las asociaciones de afectados reclaman que este problema «salga a la luz», porque «el amianto está matando en silencio a muchos trabajadores. Unos porque desconocen el motivo real de su cáncer y otros porque les da miedo enfrentarse con la realidad de una poderosa empresa».
Se calcula que en los próximos años fallecerán en torno a 10.000 trabajadores en Euskal Herria a causa del contacto con «el mineral asesino», como se le conoce.