GARA > Idatzia > Kultura

«Baroja conoció y amó a Navarra, a toda Navarra, del Bidasoa a la Ribera"

saturnino napal
autor de «itinerarios barojianos por navarra" Saturnino Napal, médico de profesión, como Baroja, y escritor por afición, acaba de publicar, de la mano de la editorial Evidencia Médica, «Itinerarios barojianos por Navarra", un libro que presentó ayer en Bera, el «corazón" de la Navarra de don Pío. Napal reivindica que, por encima de tópicos y chistes, el escritor donostiarra conoció y amó profundamente Navarra. «Toda Navarra", matiza.

Martin ANSO | IRUÑEA

Urólogo de profesión, Saturnino Napal tiene en su haber libros relacionados con la salud y otros de tipo literario, como «Los puentes del Camino». Acaba de presentar «Itinerarios barojianos por Navarra».

Se ha escrito mucho y de todo sobre Baroja, también en 2006, con motivo del cincuentenario de su fallecimiento. ¿Qué cree usted que aporta su libro?

Yo he admirado a Baroja desde adolescente, he leído prácticamente toda su obra y siempre me ha llamado la atención que entre la gente exista una cierta idea de que hablaba mal de Navarra y los navarros. Al respecto, circulan tópicos y chistes.

Como, por ejemplo, el de «¿pensamiento y navarro?»

Sí, ese tipo de chistes. Lo que he tratado de reflejar es que don Pío conocía muy bien Navarra, que aparece en sus obras a lo largo de toda su vida, y que en ellas habla muy bien de Navarra y los navarros. Realmente, amaba a Navarra, a toda Navarra.

¿«A toda Navarra»?

A toda. Desde la regata del Bidasoa, con la que, como es conocido, mantuvo una estrecha relación, hasta la Ribera. Es verdad que no le gustaba nada la jota y que no se arreglaba bien con el carácter ribero, pero alaba la nobleza de su gente, a la que dice admirar, entre oras cosas, porque no desdeña al vecino por pobre ni aunque venga el emperador del Japón. Y entre el Bidasoa y la Ribera está Pamplona, donde pasó su infancia y a la que, cuando la describe ya a los ochenta años, la recuerda hasta el más mínimo detalle. Aunque es verdad que mantenía con la capital una cierta relación de amor y odio.

En realidad, parece que le pasaba con casi todo. Incluso a la del Bidasoa le sobraban las moscas, los frailes y los carabineros para ser una república ideal.

En general, era un hombre paradójico. Podía decir una cosa y, poco después, la contraria.

En 2006 han sido numerosas las actividades organizadas con ocasión del cincuentenario del fallecimiento del escritor. Pero, conmemoraciones puntuales aparte, parece claro es que Baroja sigue vigente, y no sólo en los ambientes académicos, sino también entre los lectores, digamos, más de a pie. ¿Cuál es la clave de esta vigencia?

Es verdad que la obra de Baroja sigue muy vigente. Comparada con la de don Pío, la de Azorín, por citar a un compañero de generación, yo creo que nos parece irreal, lejana. ¿Cuál es la clave de esa vigencia? Quizá no haya una sola, sino varias. Para empezar su forma de escribir, directa, es muy actual. También lo son sus ideas. Yo destacaría su sinceridad, a pesar de que a veces pudiera resultar un poco bronca. Era un hombre libre, que no se casaba con nadie.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo