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La Berlinale recibe con frialdad el último trabajo de Soderbergh

La Berlinale arrancó en serio ayer, en su segundo día, con «The Good German", una réplica de «Casablanca" trasladada al Berlín comido a dentelladas por las bombas, junto al cine sencillo y hermoso del brasileño Cao Hamburger y la poética coreana de Park Chan-Wook.

Gemma CASADEVAL | BERLIN

Una Cate Blanchett bellísima, acompañada por el director Steven Soderbergh, acudió para defender con él «The good German» ante un festival ansioso de ver estrellas. Los dos asistían como «amigos de la casa» -ambos pasaron por varias ediciones anteriores- y, pese a no traer consigo a George Clooney, otro habitual, eran la primera presencia de rango internacional en esta 57ª edición.

«The good German» brinda la oportunidad de asistir a un perfecto ensamblaje entre imágenes documentales del Berlín de 1945, con edificios en ruinas y sobre el trasfondo de la Conferencia de Potsdam, y la cámara legislativa actual, también en blanco y negro. Sin embargo, cosechó más abucheos que aplausos en su estreno ante la crítica.

El «Casablanca» trasladado al aeropuerto berlinés de Tempelhof no cuajó, aunque Blanchett dé bien su personaje de alemana gélida y superviviente, y Clooney se erija en abnegado enamorado, corresponsal de guerra, oficial y caballero. A la pareja Blanchett-Clooney le faltó química, por mucho que ella se esforzara en explicar que su compañero es el hombre «más fantástico, divertido y energético» que uno pueda imaginar.

Parece también que el tándem Soderbergh-Clooney, que han trabajado juntos en seis películas, no da los resultados esperados, vistas las malas críticas recibidas en Estados Unidos. «Tal vez en Europa se nos vea con más simpatía», explicó el director.

Mientras Soderbergh dejó fría a la Berlinale, el brasileño Hamburger encandiló justo con lo contrario: una historia sencilla, arrancada de los años de la dictadura y con la Copa do Mondo como bálsamo reparador.

Su protagonista es un niño de 12 años, de Belo Horizonte, cuyos padres deben irse de «vacaciones», como tantos otros izquierdistas, y que teóricamente queda al cuidado de un abuelo.

De discutir sobre Pelé con papá pasa a un vecindario de judíos que hablan en un yidish ininteligible para él. Del abuelo propio, de por sí desconocido, pasa a la tutela de un vecino por fallecimiento del anterior. «O ano em que meus país saíram de férias» se convierte así en exponente de la capacidad de adaptación de ese niño y también del pueblo brasileño por hermanarse con la Copa do Mondo, sean estudiantes comunistas, sean judíos ortodoxos.

Completó la jornada «I'm a cyborg, but that's ok», una historia por momentos delirante, por momentos filosófica y con mucha carga poética dentro, con que Park Chan-Wook hizo las delicias de la Berlinale.

HISTORIA SENCILLA
La película brasileña «O ano em que meus país saíram de férias" trata de la capacidad de adaptación de un niño de 12 años que se queda a cargo de su abuelo después de que sus padres tuvieran que huir por la dictadura.

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