Cuando uno escucha la entrevista de algún deportista profesional el adagio «el desarrollo de la masa muscular es inversamente proporcional al desarrollo de la masa cerebral», parece que cobrara rango de ley natural. Una serie de locuciones comodín sin hilván alguno salen de la boca del atleta. Da igual lo que le pregunten. Lo que se espera de él no es inteligencia sino que gane títulos para el país. ¿Que el país está en manos de unos sinvergüenzas pusilánimes? ¡Qué más da! El a lo suyo, a desempeñar su función en el anestesiante «pan y circo». Y como es «modelo para miles de niños», que después serán adultos, debe ser idiota, o lo que es lo mismo, apolítico. Preocuparse de sí mismo y no de los problemas comunes de la polis en la que convive.

Por eso cuando un deportista piensa por él mismo y se atreve a emitir juicios acerca de lo que considera injusto, los poderosos temen. Si además ocurre en España, el que lo dice es catalán y se refiere a la situación inhumana en la que el Estado tiene a un vasco, la Caverna española ruge al unísono.

A Oleguer Presas, jugador del Barça, por su «Buena fe» al denunciar la situación sangrante de Iñaki De Juana, le ha retirado su patrocinio la marca deportiva Kelme. Aducen que «contratan deportistas y no políticos» y que «los deportistas son el espejo para muchos niños». El defensor de los impúberes es Benjamín Clarí, actual consejero delegado y hasta hace poco presidente de Adidas Iberia, marca acusada de explotación, esclavitud infantil y acoso sexual.

Y es que la niñez es un negocio redondo: niños producen lo que otros niños compran, el beneficio para algunos papás.

Hace unos años, Diego Quiles (uno de los propietarios de Kelme) afirmaba que había jóvenes que se sentían patriotas por comprar zapatillas españolas. Curioso patriotismo. Despidos en la fábrica de Elx y apertura de nuevas fábricas en Rusia y otros países. Todo ello con la inestimable ayuda de la Generalitat Valenciana en forma de préstamos. Sí, sí, esa que está en manos del PP. ¿Deuda millonaria a la Seguridad Social? No problem. Acuerdo con el Ministerio de Trabajo, regido entonces por el también patriota Eduardo Zaplana.

Oleguer, dices en tu artículo que esto apesta a hipocresía. ¡Mucha! Mucha más de la que las gentes terroristas, educadas y de buena fe podamos siquiera imaginar.

Te han quitado el sponsor. Me alegro por ti.