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En Andalucía también existe el de autonomía «no" soberanista y de izquierdas ante el nuevo estatuto de autonomía

Los andaluces votan el próximo domingo el nuevo Estatuto autonómico. La mayoría parlamentaria (PSOE, PP e IU) apoya la reforma, pero distintos colectivos han salido a la calle y reclaman el voto para el «no" desde posiciones soberanistas y de izquierdas.

Martxelo DIAZ

Los ciudadandos andaluces votarán el próximo domingo en referéndum la reforma de su estatuto de autonomía. Las principales formaciones parlamentarias (PSOE, PP e IU) apoyan esta iniciativa, por lo que en los medios de comunicación andaluces más influyentes el debate sobre esta cuestión no aparece. La única fuerza parlamentaria que se opone es el Partido Andalucista (PA).

Sin embargo, tal y como ocurrió con el referéndum sobre la Constitución europea, las formaciones de izquierda y aquellas que reivindican la existencia de Andalucía como nación han creado plataformas para reclamar a la ciudadanía el voto por el «no».

Es el caso de la Plataforma Malagueña por el No al Estatuto, que agrupa al Bloque Andaluz de Izquierdas (BAI) -integrado por el PCPA, CUT, Jaleo!!! y ERA-EA-, Izquierda Republicana de Andalucía, Nación Andaluza, Colectivo de Jóvenes Comunistas (CJC), el Sindicato de Obreros del Campo (SOC-SAT), Foro Sindical Andaluz (FAS), Ateneo Republicano de Málaga y Alternativa Mijeña.

La Plataforma destaca que desde que en 1977 miles de andaluces salieron a la calle para reclamar su autogobierno se ha avanzado muy poco. Subraya que la Constitución española supuso un corsé, «imponiéndose una Andalucía dependiente que no tiene poder de decisión sobre su futuro».

Juan Manuel Sánchez Gordillo es alcalde de Marinaleda, además de miembro de la CUT y del SOC, y explica a GARA cuáles son los motivos por los que defiende el no. «En primer lugar, no se define a Andalucía como nación, que es lo que somos. Hemos sido una realidad diferenciada históricamente desde Tartessos, la Bética o Al Andalus y también demostramos que éramos una nación en 1977», comenta.

Junto a ello, Sánchez Gordillo denuncia que el nuevo estatuto andaluz no contempla una verdadera reforma agraria, no reclama la soberanía alimentaria, está basado en un modelo neoliberal, no declara a Andalucía territorio libre de transgénicos, no cuestiona la energía nuclear, no contempla una renta básica y no reconoce que la vivienda es un derecho.

Sin derecho a decidir

En definitiva, Sánchez Gordillo destaca que «el problema es que no se reconoce la soberanía andaluza. No contempla que sea el Parlamento andaluz y no el de Madrid el que decida si las bases estadounidenses que hay en Rota y Morón tienen que desaparecer. Tampoco se recoge el derecho de Andalucía a tener voz en el contexto internacional y, por ejemplo, a defender un modelo de agricultura propia frente a la OCM controlada por las multinacionales».

Sánchez Gordillo es claro al señalar que la Constitución española es el principal obstáculo para que la soberanía andaluza sea reconocida. «Es necesario reformar la Constitución de 1978 para que se forme un Estado libre confederal, abierto a los pactos, y en el que sean los pueblos quienes verdaderamente decidan la forma en la que se relacionan. Es decir, que se reconozca de una vez el derecho de autodeterminación».

Precisamente, cuando la izquierda andaluza está reclamando soberanía para decidir sobre las bases estadounidenses en su territorio, la OTAN ha decidido celebrar una cumbre en Sevilla. «Tenemos 4.000 policías extra», comenta el alcalde de Marinaleda.

«Que hayan escogido Sevilla no es ninguna casualidad. En estos momentos, las bases de Rota y Morón se están ampliando porque los planes que tiene la OTAN son claros: por un lado, quieren convertir a Andalucía en una gran frontera para frenar la emigración que llega a Europa y, por otro, que seamos el portaaviones que sirva para bombardear y agredir a otros países», señala.

Por ello, la izquierda andaluza ha vivido en las últimas semanas un alto grado de movilización. En este sentido, Sánchez Gordillo destaca que «la movilización de la izquierda ante un mal acuerdo es imprescindible. Es necesario que cuestionemos el actual modelo que nos oprime y que construyamos uno nuevo en el que el ser humano esté en el centro. Un modelo en el que la tierra sea para comer y un derecho de los trabajadores y no una mercancía, tal y como es ahora».

IU, de la que, por el momento, forma parte la CUT, se creó precisamente gracias a la colaboración entre distintas fuerzas políticas de izquierdas con motivo del referéndum sobre la permanencia del Estado español en la OTAN, celebrado en mazo de 1986.

Casi 21 años después, sin embargo, Sánchez Gordillo se muestra crítico con la actual estructura de IU. El desencuentro en el referéndum sobre el Estatuto andaluz ha sido el último ejemplo de ello. Mientras la dirección de IU apoya el proyecto, acordado principalmente por PSOE y PP, los miembros del CUT están haciendo campaña en contra del estatuto. «Se puede decir que tenemos un pie dentro de IU y el otro, fuera. En buena medida, se debe a la actitud que tiene el Partido Comunista, que en realidad no entiende el tema nacional. O al menos, no con todas las consecuencias, ya que con el apoyo a este estatuto ha traicionado el espíritu del 28 de febrero de 1977 [fecha histórica de la reivindicación soberanista]».

«En estos tiempos, queda un poco raro hablar de izquierda revolucionaria. Pero, una verdadera izquierda tiene que ser subversiva y cuestionar el capitalismo que nos domina. Si no, no es una izquierda verdadera. Es preciso un rechazo frontal a estructuras como la OTAN, la OMC o las multinacionales y trabajar por construir otro modelo económico y otro modelo de desarrollo, que no sea destructor del planeta, sino que proteja el medio ambiente. Si la izquierda no cumple con estas funciones, se convierte en el papel higiénico de la burguesía», añade.

Debate en la izquierda andaluza

Los desencuentros entre IU y el PCE y las formaciones situadas a su izquierda son una constante en los últimos días en Andalucía. Los actos en contra de la cumbre de la OTAN que esta semana se ha celebrado en Sevilla son una buena muestra de ello. El Foro Social de Sevilla, que agrupa a numerosos colectivos de izquierda de la capital andaluza, organizó movilizaciones y debates en contra de la OTAN. IU y el PCE se desmarcaron a última hora de esta iniciativa y pusieron en marcha actos propios y diferenciados. Desde IU se acusó al Foro Social de dar excesiva presencia a colectivos muy críticos con su línea política como Corriente Roja o el SOC, mientras que desde las organizaciones ligadas al Foro Social se acusaba a IU de dividir la unidad de acción de la izquierda y de tratar de buscar una rentabilidad mediática en plena campaña electoral.

La Plataforma por el No de Granada denunció que «tanto elementos fascistas españoles como otros identificados al parecer como afiliados a CCOO, IU y juventudes del PCE» habrían arrancado carteles que anunciaban un acto en la Universidad.

Angel Carrique, miembro de Corriente Roja (CR) de Sevilla, ha elaborado un análisis del proyecto de estatuto en el que argumenta las razones para votar «no». Así, denuncia que el título preliminar es «indiferente al colonialismo británico, mientras eleva su compromiso con el colonialismo español en Marruecos», ya que mientras renuncia a la reivindicación de Gibraltar como territorio andaluz, incluye el compromiso de mantener «especiales relaciones» con Ceuta y Melilla.

Asimismo, Carrique constata que Andalucía asume, en el artículo 1, «los valores y objetivos» de la UE. «Los trabajadores y los pueblos han tenido muchos ejemplos de estos `valores': represión de la inmigración, privatización de los astilleros, hundimiento de la agricultura», señala este miembro de Corriente Roja.

En este sentido, añade que el artículo 5 aclara que Andalucía no puede establecer criterios para las condiciones de acceso a la ciudadanía andaluza -algo que sí pueden hacer los länder alemanes- y se tiene que remitir a lo que diga Madrid. «Es decir, no puede haber regulaciones andaluzas de inmigrantes», resume.

Siguiendo en el ámbito de renuncia a la soberanía andaluza, entendido como el derecho de los andaluces a desarrollar la política más adecuada a sus necesidades, Carrique señala que el artículo 10 aclara que la reforma agraria «se inserta en el marco de la política agraria comunitaria».

«Precisamente la PAC, que en Andalucía se ha caracterizado por llevar a cabo una política de eutanasia de cultivos como el olivar, que han llevado a que Andalucía, tradicionalmente agrícola, hoy sea importadora neta de alimentos», subraya.

En este sentido, hay que recordar que en Andalucía las ayudas europeas han sido recogidas casi en su totalidad por los grandes terratenientes -el paradigma es Cayetana Fitz-James Stuart, más conocida como la duquesa de Alba, que fue nombrada por el PSOE «hija predilecta»-, mientras los jornaleros y los pequeños propietarios permanecen al margen de estas subvenciones.

En lo que se refiere a la laicidad de la enseñanza, el nuevo estatuto andaluz recoge que en materia educativa «se tendrán en cuenta las creencias religiosas de confesión católica y de las restantes confesiones». Carrique interpreta este punto como resultado de la negociación mantenida por el PSOE y el PP para permitir que la Iglesia católica pueda seguir recibiendo ayudas.

Una situación que contrasta, a juicio de CR, con la desregulación que existe en materia de renta básica, que se deja para una futura ley andaluza. «Con el poco dinero que habrá, ya nos podemos imaginar que se tratará de un subsidio mísero destinado a cumplir el mismo papel clientelista que el subsidio especial agrario (que es estatal, no autonómico)», destaca Carrique.

CR también critica que el texto recoja que la función de los sindicatos sea «contribuir al diálogo y a la concertación social» y denuncia que «la lucha de clases se sale de este estatuto». De este modo, se asegura el mantenimiento de las subvenciones a los sindicatos afines al Gobierno autonómico. «Ahora entendemos porqué CCOO y UGT apoyan tanto este reforma. ¡Dos veces se menciona en el texto que hay que subvencionar a los sindicatos!», añade Carrique.

El PP comenzó rechanzando la reforma para acabar apoyándola de forma entusiasta
El 2 de mayo de 2006 el Parlamento andaluz aprobó el proyecto de nuevo estatuto con los votos a favor de PSOE e IU, mientras el PP y el PA se opusieron. Sin embargo, tras su paso por la Comisión Constitucional del Congreso español, presidida por Alfonso Guerra -el mismo que dejó el Estatut catalán «más limpio que una patena"-, el PP cambió de postura. En el fondo, los analistas destacan que Javier Arenas, líder del PP en Andalucía, se impuso a los pesos pesados del partido en Madrid, como Eduardo Zaplana o Angel Acebes, que ni siquiera estaban dispuestos a apoyar un estatuto descafeinado como el andaluz. M.D.
Un cambio formal para seguir manteniendo el modelo de estado centralista español
En su análisis sobre el nuevo Estatuto andaluz, que se votará el próximo domingo, Angel Carrique destaca que «no se trata de un cambio político sino un perfeccionamiento del vigente, ya que Andalucía sigue impedida para aprobar y aplicar políticas propias que vayan un milímetro más allá de la mera aplicación andaluza de políticas españolas". Junto a ello, subraya que la posibilidad de asumir varias competencias que preveía el texto que salió del Parlamento de Sevilla y que posteriormente fueron eliminadas a instancia del PP en el trámite que se llevó a cabo en Madrid -tráfico, museos, aeropuertos, bibliotecas o servicio meteorológico- no suponen un salto de calidad del Estatuto, ya que podrían haberse obtenido mediante simples leyes españolas de transferencias. «Diga lo que diga Antonio Romero [dirigente de IU], es sólo una reforma del actual Estatuto andaluz y, por lo tanto, una pieza más del Estado centralista y capitalista", concluye su análisis Carrique. M.D.
Agricultura
La aplicación de la PAC ha llevado a Andalucía a importar alimentos cuando antes los exportaba. Los principales beneficiados de las ayudas han sido los terratenientes como la duquesa de Alba.

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