El grupo de los siete (G7) países más industrializados del mundo envió desde la ciudad alemana de Essen un mensaje de optimismo sobre la evolución de la economía mundial y de apoyo a la reactivación de las negociaciones para la liberalización del comercio mundial, pero se mostró preocupado «por el peligro de desequilibrios en los tipos de cambio»

En un comunicado final, los ministros de Finanzas explicaron que «por el interés del crecimiento económico, no es deseada una volatilidad excesiva de los tipos ni de los movimientos financieros desordenados».

Alrededor de un millar de personas se reunieron en Essen (Alemania) para protestar contra la reunión de los responsables de las economías más industrializadas del planeta. Durante dos días, los ministros de Finanzas de Estados Unidos, Alemania, Estado francés, Italia, Gran Bretaña, Japón y Canadá analizaron la situación de la economía mundial y las fórmulas para garantizar que «la robustez actual» no se vea alterada por los desequilibrios monetarios u otro tipo de crisis de tipo financiero.

Aunque la economía mundial experimenta un período de estabilidad que dura ya cinco años y desde hace seis vive sin crisis financieras -como subrayó el ministro alemán, Peer Steinbrück-, esta situación podría cambiar repentinamente si hubiera, por ejemplo, un colapso de alguno de los cada vez más numerosos «Hedge Funds», los fondos de alto riesgo, altamente especulativos, que se convirtieron en uno de los principales protagonistas de Essen.

La presidencia alemana logró colocar este controvertido tema sobre la agenda de la reunión, tras años infructuosos de intentarlo debido a la fuerte resistencia de Estados Unidos y Gran Bretaña, los países en los que más activos están estos fondos. Sin embargo, según afirmó Steinbrück, estados Unidos se ha dado cuenta del creciente peligro que emana de esos fondos para su propia economía, pues son cada vez más las empresas que operan con ellos para hacer fondos de pensiones, con el consecuente riesgo para los jubilados en cado de descalabro.

El comunicado final subraya la importancia de estos fondos «para la eficiencia del sistema financiero», a cuya «liquidez contribuyen sensiblemente», según el propio Steinbrück, pero al mismo tiempo destaca la necesidad de seguir su evolución con «vigilancia».

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, advirtió de que «la discusión sobre estos fondos es incipiente». El otro gran problema que se abordó en esta reunión fue el de la debilidad del yen y del yuan, si bien en el comunicado no aparece una referencia explícita a las monedas, por respeto a las repercusiones en los mercados. Los seis colegads del ministro nipón, Koji Omi, le explicaron que el yen debería reflejar mejor los datos fundamentales de la economía japonesa, según señalaron posteriormente Steinbrück y Trichet. En el comunicado, los ministros únicamente subrayan la buena evolución que ha tomado la economía japonesa y afirman que esperan que esa recuperación «continúe».