Raimundo Fitero

La otra madrugada me volví a encontrar sin querer con «Euronews». ¿Y qué? Buena pregunta, ¿y qué? Pues nada, que sigue siendo un correcto noticiario europeo, con buen formato, pero que TVE lo coloca a las cinco y media de la madrugada en La 2. O sea, que no es que esté olvidado, es que es clandestino. O quizás deberíamos incluirlo en la categoría de secreto porque a esas horas no existe público para la televisión, y el que existe está en otras cosas. Se trata de la historia de una desafección.

Este noticiario que se paga a escote, tuvo sus momentos de gloria, se colocaba en la parrilla con la intención de revalorizarlo, en unas franjas horarias con noticias internacionales, y también para ver cómo se mira desde otros puntos de Europa lo que sucede en la península ibérica. Es una mirada bastante superraíl a todo lo que ha sucedido en la Unión Europea. Hay pocos anuncios, pero de gran calidad y con intención de alcanzar a un amplio espectro de consumidores de todo el mercado europeo, y entre otras muchas otras cosas de supuesto interés, te dan el parte meteorológico de toda Europa, y te dan los goles de todas las ligas.

Sí, en algún momento es igual que lo que emite TVE de producción propia, en su telediario internacional, pero la estética de Euronews, insisto, es bastante más atractiva. Lo que yo digo es que si no interesa, ¿por qué lo ponen, por qué malgastan, por qué no lo colocan en un canal de TDT o de parabólica? Y si interesa, ¿por qué no lo promocionan, por qué no intentan que eso de Europa sea algo más que retórica, euros y mantequilla?

Aunque lo cierto es que las parrillas están llenas de olvidos, de ofertas puramente testimoniales, en las que no importa ni los resultados de Sofres, ni la calidad, ni la experimentación. Es como si existieran horas basura en las que se sabe que hay muy pocos al otro lado de la pantalla, y están muy localizados. ¿No dicen que se debe ahorrar energía? Pues que empiecen no gastando en los aparatos para emitir esas naderías de madrugada. Quizás un niebla con sonido de hormigueo sería un magnífico mensa- je. Pero no, prefieren entretener a casi nadie con algo de continuidad. Para el olvido.