Una experiencia positiva El arte de la sencillez
«Jóvenes oportunidades" «Había un padre"
El director Jean-Pierre Sinapi cambia de género y de tono en su nueva película, aunque en el fondo sigue respondiendo al mismo planteamiento positivo de búsqueda de salidas para los sectores marginales. Da igual que «Nacional 7» estuviera enfocado como un docudrama de denuncia, porque «Jóvenes oportunidades» también aborda los dilemas de una sociedad que no ofrece soluciones a los problemas pendientes, pese a que lo haga en clave de comedia de ficción. Sabemos de primera mano el rechazo que genera en algunas comunidades rurales la creación de centros para menores, por lo general inmigrantes, que han delinquido. Sinapi quiere quitarle hierro al asunto y recordarnos que se trata simplemente de chicos con carencias afectivas, necesitados de un entorno favorable para tener su oportunidad en la vida antes de que sea demasiado tarde.
El caldo de cultivo del que parte «Jóvenes oportunidades» es el de los recientes disturbios en los barrios periféricos de las grandes ciudades del Estado francés, donde se ha generado un conflicto generacional de clase que reclama alternativas urgentes. Una de esas experiencias piloto consiste en conmutar las penas por trabajos sociales, con la novedad de que dicha actividad se lleva a cabo en un relajado ambiente campestre pensado para sacar a los chicos de sus dependencias urbanas. El radical cambio de vida se presta a situaciones muy divertidas, como cuando uno de los integrantes de este programa exagera el malestar que le produce la repentina y excesiva oxigenación, por lo que sus compañeros intentan reanimarlo con el humo que sale del tubo de escape de un coche.
Hagamos reverencias ante esta milagrosa edición de una obra maestra de Yasujiro Ozu, que corría peligro de perderse para siempre ante el mal estado en el que se encontraba el negativo original, restaurado para su presentación en el Festival de Cannes en una copia imperfecta, con algunos problemas de sonido insalvables, pero que permite disfrutar de una joya cinematográfica imprescindible.
No faltan quienes aseguran que «Había un padre» es la mejor película del japonés Ozu, lo que suele suceder casi siempre con la de visionado más reciente. A mí me parece su drama más triste y el que te toca la fibra sensible con mayor naturalidad desde el primer fotograma al último. La relación paternofilial, pese a sus muchas incidencias a lo largo de los años, está contada con esa proverbial sencillez que detiene el tiempo en tomas fijas.
culo sobre uno de sus verdugos, Jimmy Massey, ex-sargento de marines destinado en Irak. Acaba de publicar en el país de Mollière «Kill! Kill! Kill!».
Unas men al terror y a la muerte a miles de inocentes. Ayer, día mundial contra la pena de muerte, leíte, leí un artículo sobre uno de sus verdugos, Jimmy Massey, ex-sargento de marines destinado en Irak. Acaba de publicar en el país de MollièUnas men al terror y a la muerte a miles de inocentes. Ayer, día mundial contra la pena de muerte, leíte, leí un artículo sobre uno de sus verdugos, Jimmy Massey, ex-sargento de marines d Ayer, día mundial contra la pena de muerte, leíte, leí un artículo sobre uno de sus verdugos, Jimmy Massey, ex-sargento de marines destinado en Irak. Acaba de publicar en el país de Mollière «Kill! Kill! Kill!».