En 2003 el Gobierno británico se refería a la energía nuclear como una opción escasamente atractiva. Ayer el Tribunal Superior de Londres dictó una sentencia que obliga al Gobierno a replantearse el plan de construcción de una nueva generación de centrales nucleares, dado que el proceso de consultas que inició en 2006, previamente a posicionarse a favor de ese tipo de energía, fue defec- tuoso y engañoso, como había denunciado Greenpeace. El hecho de que un gobierno cambie de postura respecto a un asunto de tal importancia en tan breve periodo, y que además lo haga parapetado en la promesa de garantizar una amplia consulta que ha resultado fraudulenta es motivo, uno más, para desconfiar de esos planes que presentan como alternativa para frenar el cambio climático. En Euskal Herria no son extrañas las promesas incumplidas en torno a la energía nuclear. Aunque el PSOE prometió cerrar Garoña, el Consejo de Seguridad Nuclear español ha decidido realizar una revisión a fondo de esta central, con el fin de evaluar si procede renovar su permiso de explotación. Un análisis que resultaría innecesario si cumplieran sus propias promesas y cerraran de inmediato la central.