El primer ministro británico, Tony Blair, anunció ayer en la Cámara de los Comunes que Gran Bretaña retirará a 1.600 soldados del sur de Irak en los próximos meses, en lo que será un repliegue de este país desde la guerra de 2003.

En una declaración en el Parlamento, Blair añadió que la presencia británica en Basora puede quedar por debajo de los 5.000 soldados antes de que termine el año.

«La reducción gradual de soldados será de los actuales 7.100, número por debajo de los 9.000 de hace dos años y los 40.000 en el momento del conflicto, a cerca de 5.000», precisó el mandatario, cuya popularidad ha caído por su decisión de invadir Irak.

Pero dijo que «la presencia militar del Reino Unido continuará en 2008. siempre que se nos requiera y tengamos trabajo por hacer».

Estos soldados, según explicó Blair, estarán encargados de preparar y apoyar a las fuerzas iraquíes, velar por la seguridad en la frontera con Irán y las rutas del suministro y participar en operaciones contra grupos armados.

Las fuerzas británicas que queden en Irak entregarán a las autoridades locales todas las bases, con excepción del área de Basora, dijo Blair, quien rindió tributo «al profesionalismo, dedicación y valentía» de sus soldados.

Según el primer ministro británico, esta retirada será posible por la conclusión de la llamada operación Simia para traspasar a los iraquíes el control de seguridad en Basora.

Pese a que los problemas en Basora son importantes, se ha entregado el control de la seguridad a las fuerzas locales en la mayoría de las áreas de la ciudad, agregó Blair.

Lo que esto significa, afirmó Blair, es que «el próximo capítulo de la historia de Basora será redactado por los iraquíes».

«La situación en esa zona es diferente a la de los sectores controlados por Estados Unidos, particularmente Bagdad, ciudad que ha visto un baño de sangre por la actividad de los insurgentes», puntualizó Blair.

De acuerdo con su explicación, es importante mostrar a los iraquíes que Gran Bretaña y otros integrantes de la «fuerza multinacional» no quieren permanecer en el país árabe más tiempo que el que sea estrictamente necesario.

El líder del Partido Conservador (el principal de la oposición británica), David Cameron, saludó el anuncio de ayer y dijo que «será bien recibido por esta Cámara de los Comunes, el país y especialmente las familias de los que prestan servicio en Irak». Un total de 132 soldados británicos han muerto en Irak desde la ocupación.

Sin embargo, el líder del Partido Liberal Demócrata (tercera formación del país), Menzies Campbell, señaló que Gran Bretaña «dejará a un Irak al borde de la guerra civil».

«Todo esto es distinto al ideal de democracia que se quería para la región hace cuatro años», agregó Campbell, cuyo partido se opuso a la invasión de Irak.

La reducción de tropas británicas se producirá mientras se esté poniendo en marcha el nuevo plan de Estados Unidos que preñé el envío de 21.500 soldados más a Irak.