Bi
Raimundo Fitero
Bipolaridad, bifocalidad, bifurcación, bífida, bípeda, duplo, doble, sencillo. Dos manifestaciones. Una prohibida, la otra auspiciada. En una se profieren gritos franquistas, se cantan canciones militares, se insulta, vilipendia y amenaza a las personas y las instituciones. Se amenaza a la misma democracia, a la justicia, a los partidos políticos y los gobiernos. A esa manifestación, autorizada, auspiciada, propagada, los violentos, los fascistas acaban celebrando sus vítores y hasta una televisión pública la retransmite en directo, para que tenga eficacia, para que los mensajes de la triple o cuádruple A, cale con sus consignas golpistas, se dé la sensación de que eso es lo normal, lo que se necesita. Aznar, Aguirre, Acebes, Alcaraz y sus boinas rojas son la vanguardia de la reacción, la extrema derecha pura y dura.
La otra manifestación, la desautorizada, son gente que pide simplemente un trato humanitario para los encarcelados, los que solicitan las cosas más sencillas, simples y que todo ser humano que no esté cargado de odio o de intereses económicos que transforma de manera farsesca en políticos debería entender y cuando menos sentir que no es una agresión a nadie, sino una restitución de los elementos más primarios de la democracia representativa y de los conceptos de la justicia no vengadora. Esa concentración es reprimida de la manera franquista, pero en negro, no en gris. A lo bestia. Zumbando sin freno. ¿Por qué son tan agresivos y desmesurados esos cuerpos oscuros represores? Porque los entrenan para ello, porque cumplen con las consignas dictadas desde la jerarquía. Y esa concentración convertida en masacre y ceremonia de la violencia policial no es retransmitida en directo, claro. Ni salen las escenas de pánico creadas por los cipayos, solamente se dice que se quemaron contenedores. Menuda vergüenza informativa.
Yo entiendo todo lo bi, empezando por la bisexualidad, pero ¿por qué se mide de manera tan desigual el ejercicio de la libertad de expresión y manifestación? ¿Por qué el gobierno vasco es tan propenso a apalear con tanta saña a unos y servir a otros sin rechistar y con una sonrisa? Por culpa de la doble I.