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40 años después

`Paris, je t'aime'

Mikel INSAUSTI

 

 

 

Hay una vuelta a las películas de episodios, cuya razón tiene que ver al parecer con la necesidad de ofrecer puntos de vista abiertos y plurales. París sirve de nexo común a un experimento colectivo y multicultural para cineastas de distintas procedencias, y los extranjeros, románticos ellos, la siguen viendo como la ciudad del amor.

En las manos exclusivas de cineastas locales, como ya se hizo en los años 60 y 80, el peso de la autocrítica habría podido más, sobre todo a colación de los últimos disturbios ocurridos en los barrios de inmigrantes. Aquí, los conflictos sociales quedan aparcados en un segundo termino para dejar vía libre a los problemas de comunicación y, más en concreto, a los de las relaciones personales. El título ya habla a las claras del tema unitario manejado por un grupo de autores muy dispares, que han comprendido muy bien las intenciones del proyecto, hasta el punto de que guarda un equilibrio inusual dentro de las películas compuestas por cortos independientes, unidos entre si por apenas un plano de continuidad.

A la idea de sorprendente conjunción que ofrece «Paris, je t'aime» contribuye la categoría de los cineastas implicados, sin que ninguna de las 18 miniaturas expuestas baje con respecto al nivel de calidad media exigido. Son muchas propuestas a elegir, por lo que es normal que cada espectador tenga sus preferidas. Me alegra coincidir con otros colegas a la hora de decantarme por el último, que es una realización de Alexander Payne en la que resume con una increíble capacidad de síntesis la filosofía de su cine.

En el aspecto puramente técnico sobresale el del alemán Tom Tykwer, que con su trepidante encadenado de imágenes da una soberana lección de montaje. En cuanto a capacidad imaginativa se lleva la palma Sylvain Chomet, que maneja las escenas de animación como nadie. Y el más fiel al espíritu de la «nouvelle vague» es el mexicano Alfonso Cuarón, con su cinéfilo travelling lateral persiguiendo por las aceras a un Nick Nolte que hace de Brando.

CRÍTICA cine

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